La prevención de la exposición accidental a la radiación en el campo de la radioterapia externa

» ¿Cómo puede minimizarse el riesgo de accidentes en los establecimientos?

Puede comenzarse por conocer los accidentes ocurridos anteriormente.

De las enseñanzas extraídas de varios accidentes pueden obtenerse algunas conclusiones generales. Las exposiciones accidentales a la radiación se producen cuando se presentan deficiencias en:

  • la atención a los detalles, la vigilancia o el conocimiento. La situación puede agravarse si el personal debe trabajar en condiciones que propicien las distracciones;
  • los procedimientos y las verificaciones, o en los casos en los que estos no son detallados, no se consignan o no se ejecutan plenamente; 
  • el número de personal cualificado y capacitado que cuente con los estudios y la capacitación especializada indispensables; 
  • la coordinación, por ejemplo, las lagunas y la ambigüedad en las funciones que desempeña el personal, y el poder jerárquico y los ámbitos de responsabilidad. Podría ocurrir que las labores esenciales para la seguridad no se hayan contemplado lo suficiente. 

Si esas situaciones se contrarrestan, se lograrán grandes avances en aras de reducir al mínimo el riesgo de que se produzcan accidentes en el establecimiento. Algunos documentos esenciales pueden servir de guía para encontrar soluciones.

Si desea obtener información complementaria, sírvase consultar:

  • INTERNATIONAL ATOMIC ENERGY AGENCY, Lessons Learned from Accidental Exposures in Radiotherapy, IAEA Safety Reports Series No. 17, IAEA, Vienna (2000). 
  • INTERNATIONAL COMMISSION ON RADIOLOGICAL PROTECTION, Prevention of Accidental Exposures to Patients Undergoing Radiation Therapy, Publication 86, Pergamon Press, Oxford and New York (2000). 

» ¿Tiene alguna utilidad conocer los accidentes que se han producido en el campo de la radioterapia externa en otros lugares?

Sí, y hay recursos de acceso libre disponibles.

Un método eficaz para conocer las causas de los accidentes y la manera en la que suelen producirse es consultar los informes del OIEA sobre investigaciones de exposiciones accidentales a la radiación, que pueden descargarse gratuitamente. Pueden extraerse enseñanzas útiles incluso si los equipos, el personal y las disposiciones de procedimiento que figuran en los informes son distintos de los que se encuentran en la clínica en que usted ejerce, especialmente si se está preparado para mantener la mente abierta y ver más allá de los detalles del accidente concreto que se presenta.

Además de esa fuente, en ocasiones los informes de accidentes se publican en revistas científicas o se divulgan a través de otros medios. Al comunicar esa información a otras personas, los establecimientos están contribuyendo a que la radioterapia sea más segura.

Si desea obtener información complementaria, sírvase consultar:

» ¿Puede decirse que todo en un hospital marcha adecuadamente si ningún paciente presenta síntomas de sobreexposición?

Lamentablemente, la ausencia de síntomas no constituye una garantía de que todos los pacientes hayan recibido tratamiento según lo previsto.

Por desgracia, podría ocurrir que los síntomas intensos de sobreexposición aparecieran solo cuando ya es demasiado tarde para corregir el tratamiento. Además, debe tenerse presente que podría suceder que los casos de subexposición solo se detecten al cabo de muchos años, al analizar grupos de pacientes que presentaron tasas de curación menores que las previstas. En ese tipo de situaciones, un gran número de pacientes podrían verse afectados por una subexposición accidental antes de que el hecho se descubra.

Si desea obtener información complementaria, sírvase consultar:

  • ASH, D., BATES, T., Report on the clinical effects of inadvertent radiation underdosage in 1045 patients, Clin. Oncol. 6 (1994) 214-225. 

» Los accidentes graves son sumamente infrecuentes. ¿Cómo pueden abordarse los incidentes más pequeños y habituales?

Todos los incidentes que ocurran en el campo de la radioterapia deben investigarse y abordarse en calidad de sucesos importantes.

En el marco del análisis de los riesgos que conlleva la radioterapia, siempre debe tenerse en cuenta que los pacientes también podrían beneficiarse del tratamiento. La asociación de esas dos variables, a saber, la probabilidad de que se produzcan daños y las consecuencias de estos, constituye el riesgo al que se somete a los pacientes por un peligro concreto secundario a la administración de dosis de radiación.

Aunque podría ocurrir que las consecuencias de un incidente sean leves para cada paciente, la probabilidad de que se suscite un incidente es mucho más alta que la de que se produzcan casos graves de exposición accidental a la radiación. Por consiguiente, los incidentes aún pueden constituir un riesgo considerable para los establecimientos de radioterapia. No debe perderse de vista que, para ajustarse a las buenas prácticas en el ámbito de la radioterapia, deben lograrse niveles de exactitud muy altos en los protocolos de tratamiento de los pacientes.

Otra de las razones por las que es conveniente aprender de los incidentes es que, con frecuencia, en ellos se presentan efectos de distinta magnitud (por ejemplo, en el caso del Paciente 1, determinado error ocasionaría una desviación del 5 % del valor de la dosis, mientras que, en el caso del Paciente 2, el mismo tipo de error daría lugar a una desviación del 50 % del valor de la dosis). Además, deben conocerse los incidentes que podrían haber ocurrido, también llamados “cuasiaccidentes”, que suelen ser más frecuentes que los incidentes reales y, por ende, dan a los establecimientos la oportunidad de definir las etapas fundamentales para la seguridad en los protocolos de tratamiento, y reforzar la vigilancia cuando así se requiera.

Por ello, no solo deben detectarse, analizarse y corregirse los incidentes que tienen lugar en el propio establecimiento o extraer enseñanzas de lo que ocurra, sino que, siempre que haya oportunidad, debe aprenderse de los incidentes que se susciten en otros establecimientos. Esto puede hacerse a través de un sistema de notificación de incidentes voluntario y anónimo que se comparta con otros establecimientos (por ejemplo, el Sistema de Información de Seguridad en Radioncología, ROSIS).

Si desea obtener información complementaria, sírvase consultar:

» ¿Cómo debe actuarse en caso de que la opción para disparar el haz de una fuente de cobalto permanezca activada?

Debe seguirse el procedimiento que se haya establecido antes de que ocurriera el incidente.

Todos los establecimientos en los que se utilicen equipos de cobalto para administrar tratamientos deben contar con un procedimiento para atender ese tipo de casos. El procedimiento debe consignarse por escrito, mostrarse con claridad, estar a disposición del personal pertinente y ser de su conocimiento, y deben llevarse a cabo sesiones prácticas periódicas. Aunque una de las responsabilidades del establecimiento local es diseñar un procedimiento que se ajuste a las circunstancias locales, hay algunos aspectos generales que deben tenerse en cuenta al actuar en los casos en los que una fuente de cobalto no regrese a la posición de seguridad al finalizar un tratamiento.

Cabe destacar que las observaciones que figuran a continuación podrían no ajustarse a las disposiciones de todos los hospitales y que no abarcar todos los aspectos que deben contemplarse con arreglo a la normativa local del establecimiento.

  • Debe mantenerse la calma.
  • Debe utilizarse la tecla o el botón de emergencia para intentar detener el ciclo de radioterapia.
  • En algunos equipos de cobalto hay un dispositivo de emergencia para cerrar los colimadores y reducir la radiación a un campo muy pequeño.
  • El túnel o la mesa deben girarse para que el paciente no se exponga al haz principal;
  • Debe alejarse al paciente del haz principal. 
  • Debe retirarse al paciente de la sala de manera rápida y segura.
  • En caso de que dos personas operen el equipo, una puede permanecer fuera y tomar nota del tiempo que transcurre durante la secuencia de pasos (con el fin de evaluar la dosis de radiación que reciben el paciente y el personal). La consola del aparato de tratamiento debe contar con un cronómetro. 
  • Las personas que ingresen en la sala deben llevar un dosímetro.
  • Si la fuente no vuelve a su posición, podría ser necesario empujarla hacia una posición segura por medio de una barra de emergencia. 
  • Es preciso contactar a la persona encargada de la seguridad radiológica, cerrar la sala y colocar un letrero de advertencia en la puerta. 

Al examinar la gran importancia que tiene retirar al paciente del haz principal, debe recordarse que la dosis que el personal recibe es relativamente baja en circunstancias ordinarias, siempre y cuando no estén en contacto con el haz principal. Cuando una fuente haya permanecido activada, hay que asegurarse de que todos los equipos de emergencia estén disponibles en la sala, de que se lleven a cabo las verificaciones periódicas (por ejemplo, todas las mañanas) y de que la unidad funcione correctamente antes de volver a utilizarla con pacientes.

Si desea obtener información complementaria, sírvase consultar:

Síganos

Hoja informativa