Tratamientos específicos en los que se utiliza radiación

» Tratamiento basado en anticuerpos

Cada vez es más habitual tratar el cáncer con anticuerpos monoclonales marcados. Los problemas de protección radiológica conexos son parecidos a los que se presentan en otros tipos de tratamiento en los que se utilizan los mismos radionucleidos.

Radionucleido y forma farmacéutica

Anticuerpos monoclonales marcados con 131I con actividad característica de 3 GBq. También se pueden utilizar otros radionucleidos, como el 90Y.

Metodología

Inyección por vía intravenosa. Debido a que puede haber 131I libre o disociado en el torrente circulatorio, es indispensable bloquear la tiroides con yoduro de potasio antes de aplicar el tratamiento con 131I.

Eliminación

La actividad libre o disociada se elimina principalmente por vía urinaria. Si el marcador es 131I, aproximadamente el 7 % se elimina durante la primera semana.

Radiación externa

Parecida a la de los tratamientos con 131I (yoduro).

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria

Las precauciones para la utilización del inodoro deben mantenerse durante la semana siguiente a la aplicación del tratamiento.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares

Parecida a las de los tratamientos con 131I (yoduro).

Situaciones de emergencia

Parecida a las de los tratamientos con 131I (yoduro).

» 131I para el tratamiento de las tiroidopatías benignas (hipertiroidismo, enfermedad de Graves-Basedow, bocio tóxico, etc.)

Radionucleido y forma farmacéutica

131I en forma de yoduro de sodio o de potasio, ya sea en forma líquida o en cápsula de gelatina. Actividad característica de hasta ~ 1 GBq.

Metodología

El yodo es extraído del intestino hacia el torrente sanguíneo y es absorbido por el tejido tiroideo funcionante. En la tiroides puede fijarse hasta el 70 % del radiofármaco. El resto se elimina.

Eliminación

El paciente elimina el yodo radiactivo principalmente por vía renal y, por consiguiente, se le debe alentar a que beba abundante agua con el fin de reducir al mínimo la dosis de radiación que recibirán los riñones, la vejiga y las gónadas. Por lo general, los pacientes que presentan enfermedades benignas tienen la tiroides íntegra, con una alta capacidad de fijación, por lo que en ellos se registran las velocidades de eliminación más lentas. La segunda vía de eliminación en orden de importancia es la saliva. Debido a ello se contaminan los utensilios para comer y beber, así como las fundas de las almohadas (ya que durante el sueño se excreta saliva). Otras vías de menor importancia son el sudor y las heces (en especial cuando el material radiactivo se administra en forma de cápsula).

La leche materna puede contener cantidades considerables de yodo radiactivo, por lo que las pacientes que amamantan deben cesar la lactancia antes de someterse al tratamiento.

Hay variaciones considerables en la proporción de contaminación que representa cada vía (además de la orina), así que lo mejor es suponer que todas están presentes mientras no se demuestre lo contrario. Podría ocurrir que la fase de eliminación no haya finalizado antes de que se dé el alta hospitalaria al paciente o que ni siquiera haya comenzado si este deja el hospital inmediatamente después de que se le haya administrado el radiofármaco.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria

Salvo que haya eliminación activa en el momento del alta de paciente, los problemas de seguridad radiológica se limitan a la radiación externa. Dado que el yodo radiactivo, que permanece, se ubica principalmente en el tejido tiroideo, a distancias cortas pueden registrarse niveles de radiación considerables. Mientras haya eliminación de fármaco en curso pueden contaminarse objetos de la casa, el inodoro y las demás personas.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares

Contaminación
Incluso si al momento de dar el alta hospitalaria se sigue produciendo la eliminación del radiofármaco, con frecuencia la actividad será bastante baja. Por lo general, en los hospitales se alienta la eliminación por vía urinaria mediante la ingestión de abundantes líquidos; esa medida debe prolongarse durante algunos días después de haber otorgado el alta. Se debe recomendar a los pacientes que tiren de la cadena dos veces cada vez que usen el inodoro y a los varones que orinen sentados para evitar salpicaduras. Los pacientes deben lavarse las manos con frecuencia, abstenerse de compartir la comida y los cubiertos y ducharse a diario para eliminar el sudor. Su ropa debe lavarse por separado. La lactancia materna debe interrumpirse antes de la aplicación de un tratamiento con yodo radioactivo y no debe reanudarse bajo ninguna circunstancia.

Si el paciente obtiene el alta hospitalaria inmediatamente después de haber recibido el radiofármaco debe observar estas precauciones por lo menos durante unos días. Es importante tener presente que si los pacientes vomitan dentro de las cuatro a seis horas posteriores a la administración oral de yodo radiactivo en cualquiera de sus formas farmacéuticas (es decir, antes de que el intestino haya terminado de absorber el radiofármaco), el vómito constituirá una fuente importante de contaminación. El paciente debe vomitar en un contenedor o directamente en el inodoro, tras lo cual debe tirarse de la cadena varias veces hasta que quede completamente limpio. Los vómitos deben comunicarse al departamento de medicina nuclear en el que el paciente recibió tratamiento, ya que la eficacia del tratamiento se verá disminuida.

A fin de reducir al mínimo la contaminación cruzada por el intercambio de fluidos corporales, los pacientes deben abstenerse de dar besos y tener relaciones sexuales durante al menos dos días. Se debe utilizar preservativo durante la semana siguiente a la aplicación del tratamiento. Si bien el preservativo disminuye el riesgo de contaminación, no protege contra la radiación gamma que emite el 131I.

Radiación externa
En la mayoría de los casos, la radiación externa es el aspecto de seguridad más importante. Una vez finalizada la eliminación del radionucleido, la radiación externa disminuirá únicamente en función del período de semidesintegración efectivo que, en el caso del 131I, es de aproximadamente ocho días. Puede ocurrir que los integrantes de la familia, especialmente el cónyuge, y el público se expongan a dosis de radiación considerables a menos que se observe una serie de precauciones básicas durante un período de entre cinco y siete días, salvo que se haya especificado lo contrario.

En el domicilio, los pacientes deben abstenerse de tener contacto físico estrecho y prolongado. Una regla sencilla que puede seguirse es mantener una distancia que equivalga a por lo menos la longitud de un brazo y, de ser posible, a un metro, y que el contacto sea solo por períodos breves. En el caso de que se mantenga por períodos prolongados, debe guardarse una distancia de dos metros.

El paciente debe abstenerse de todo tipo de contacto con niños o mujeres embarazadas. En caso de que el paciente tenga niños pequeños que exijan contacto físico, ello se puede permitir solo durante tiempos breves. De manera ideal, los hijos de los pacientes deben alojarse en otro sitio durante una semana.

Se debe aplazar la vuelta al trabajo durante al menos dos días, de ser posible más.

Hay casos en los que las medidas de protección contra la contaminación y la radiación externa pueden modificarse, por ejemplo, cuando se trate de pacientes ancianos y que las demás personas que viven en la casa también lo sean. En ese caso, los riesgos radiológicos son reducidos y solo es necesario adoptar medidas que puedan aplicarse con facilidad. El personal del departamento de medicina nuclear en el que se llevan a cabo los tratamientos estará en condiciones de prestar asesoramiento más específico al respecto.

Situaciones de emergencia

En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención médica u hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó. Como se mencionó anteriormente, se debe informar al departamento de medicina nuclear en caso de que el paciente curse con vómitos dentro de las primeras cuatro a seis horas que siguen al tratamiento.

» 131I para el tratamiento del cáncer de tiroides

Radionucleido y forma farmacéutica
131I en forma de yoduro de sodio o de potasio, ya sea en forma líquida o en cápsula de gelatina. Actividad característica de hasta ~6GBq

Metodología
El yodo es extraído del intestino hacia el torrente sanguíneo y es absorbido por el tejido tiroideo funcionante (incluidas las metástasis activas). En el caso de pacientes con enfermedades malignas, a los que se ha hecho una tiroidectomía total o parcial antes del tratamiento, la fijación del radiofármaco es muy baja, de hasta el 2 %. El resto se elimina.

Eliminación
El paciente elimina el yodo radiactivo principalmente por vía renal y, por consiguiente, se le debe alentar a que beba abundante agua con el fin de reducir al mínimo la dosis de radiación que recibirán los riñones, la vejiga y las gónadas.

Podría ocurrir que los pacientes que presentan cáncer de tiroides y que acuden a las primeras sesiones de tratamiento aún conserven una cantidad considerable de tejido tiroideo, por lo que en ellos se registrarán velocidades de eliminación mucho más bajas. Los pacientes que se hayan sometido a un segundo tratamiento o a tratamientos posteriores tendrán muy poco tejido tiroideo, por lo que registrarán velocidades de eliminación más altas.

En el caso de los pacientes que padecen cáncer, debido a que no cuentan con tejido tiroideo, la mayor parte de la actividad que se administre pasará íntegramente a la orina. La fracción eliminada dependerá en gran medida de la cantidad de tejido tiroideo remanente y metastásico. En la mayoría de los casos, entre el 50 % y el 60 % de la actividad administrada se elimina en las primeras 24 horas, y durante los cuatro a cinco días posteriores en el hospital se elimina aproximadamente el 85 %. Debido a ello, hay una gran posibilidad de que se produzca contaminación radiactiva.

La segunda vía de eliminación en orden de importancia es la saliva. Debido a ello se contaminan los utensilios para comer y beber, así como las fundas de las almohadas (ya que durante el sueño se excreta saliva). Otras vías de menor importancia son el sudor y las heces (en especial cuando el material radiactivo se administra en forma de cápsula).

La leche materna puede contener cantidades considerables de yodo radiactivo, por lo que las pacientes que amamantan deben cesar la lactancia antes de someterse al tratamiento.

Hay variaciones considerables en la proporción de contaminación que representa cada vía (además de la orina), así que lo mejor es suponer que todas están presentes mientras no se demuestre lo contrario. Podría ocurrir que la fase de eliminación no haya finalizado antes de que se dé el alta hospitalaria al paciente o que ni siquiera haya comenzado si este deja el hospital inmediatamente después de que se le haya administrado el radiofármaco.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
Salvo que haya eliminación activa en el momento del alta del paciente, los problemas de seguridad radiológica se limitan a la radiación externa. Dado que el yodo radiactivo, que permanece, se ubica principalmente en el tejido tiroideo, especialmente en el cuello (salvo que haya metástasis de importancia), a distancias cortas pueden registrarse niveles de radiación considerables.

Mientras haya eliminación de fármaco en curso pueden contaminarse objetos de la casa, el inodoro y las demás personas.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares

Contaminación

Incluso si al momento de dar el alta hospitalaria se sigue produciendo la eliminación del radiofármaco, con frecuencia la actividad será bastante baja. Por lo general, en los hospitales se alienta la eliminación por vía urinaria mediante la ingestión de abundantes líquidos; esa medida debe prolongarse durante algunos días después de haber otorgado el alta. Se debe recomendar a los pacientes que tiren de la cadena dos veces cada vez que usen el inodoro y a los varones que orinen sentados para evitar salpicaduras. Los pacientes deben lavarse las manos con frecuencia, abstenerse de compartir la comida y los cubiertos y ducharse a diario para eliminar el sudor. Su ropa debe lavarse por separado. La lactancia materna debe interrumpirse antes de la aplicación de un tratamiento con yodo radioactivo y no debe reanudarse bajo ninguna circunstancia.

Si el paciente obtiene el alta hospitalaria inmediatamente después de haber recibido el radiofármaco, debe observar estas precauciones por lo menos durante unos días. Es importante tener presente que si el paciente vomita dentro de las cuatro a seis horas posteriores a la administración oral de yodo radiactivo en cualquiera de sus formas farmacéuticas (es decir, antes de que el intestino haya terminado de absorber el radiofármaco), el vómito constituirá una fuente importante de contaminación. El paciente debe vomitar en un contenedor o directamente en el inodoro, tras lo cual debe tirarse de la cadena varias veces, hasta que quede completamente limpio. Los vómitos deben comunicarse al departamento de medicina nuclear en el que el paciente recibió tratamiento, ya que la eficacia del tratamiento se verá disminuida.

Radiación externa

En la mayoría de los casos, la radiación externa es el aspecto de seguridad más importante. Una vez finalizada la eliminación del radionucleido, la radiación externa disminuirá únicamente en función del período de semidesintegración efectivo que, en el caso del 131I es de aproximadamente ocho días. Puede ocurrir que los integrantes de la familia, especialmente el cónyuge, y el público se expongan a dosis de radiación considerables a menos que se observe una serie de precauciones básicas durante un período de entre cinco y siete días, salvo que se haya especificado lo contrario. Se debe evitar el transporte público o limitar la duración de los viajes a menos de dos horas. Los pacientes deben procurar sentarse a un metro de distancia o más de los demás pasajeros. Asimismo, deben abstenerse de acudir a eventos sociales.

En el domicilio, los pacientes deben abstenerse de tener contacto físico prolongado. Una regla sencilla que puede seguirse es mantener una distancia que equivalga a por lo menos la longitud de un brazo y, de ser posible, a un metro, y que el contacto sea solo por períodos breves. En el caso de que se mantenga por períodos prolongados, debe guardarse una distancia de dos metros.

El paciente debe abstenerse de todo tipo de contacto con niños o mujeres embarazadas. En caso de que el paciente tenga niños pequeños que exijan contacto físico, ello se puede permitir solo durante tiempos muy breves (solo unos pocos minutos). De manera ideal, los hijos de los pacientes deben alojarse en otro sitio durante una semana.

Se debe aplazar la vuelta al trabajo durante al menos dos días, de ser posible más.

Hay casos en los que las medidas de protección contra la contaminación y la radiación externa pueden modificarse, por ejemplo, cuando se trate de pacientes ancianos y que las demás personas que viven en la casa también lo sean. En ese caso, los riesgos radiológicos son reducidos y solo es necesario adoptar medidas que puedan aplicarse con facilidad, a saber, intervenciones para prevenir la contaminación. El personal del departamento de medicina nuclear en el que se llevan a cabo los tratamientos estará en condiciones de prestar asesoramiento más específico al respecto.

Situaciones de emergencia

En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención médica u hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó. Como se mencionó anteriormente, se debe informar al departamento de medicina nuclear en caso de que los pacientes cursen con vómitos dentro de las primeras cuatro a seis horas que siguen al tratamiento.

» Tratamiento con 131I y lipiodol

El carcinoma hepatocelular primario es el tumor hepático maligno primario más frecuente y uno de los diez tumores más frecuentes en el mundo. Los datos apuntan a que la infección crónica por los virus de la hepatitis B y C son el factor de riesgo más importante para que se presente un carcinoma hepatocelular primario. Uno de los tratamientos para este carcinoma es la inyección intrarterial de 131I y lipiodol. Esta alternativa se utiliza en dos situaciones clínicas: como tratamiento para los carcinomas que no pueden operarse y como tratamiento complementario después de haber extirpado el carcinoma.

Radionucleido y forma farmacéutica

Lipiodol marcado con 131I (aceite etiodizado) con actividad característica de hasta 2 GBq, por lo general de 1 GBq.

Metodología

Inyección hepática arterial selectiva, en algunos casos en más de un sitio. Entre el 70 % y el 90 % de la actividad administrada se fija en el hígado. Entre el 10 % y el 20 % puede absorberse en los pulmones debido a derivaciones arteriovenosas. Ese porcentaje aumentará con el tiempo dado que la actividad que se fija en el hígado puede liberarse de manera parcial a la circulación general, principalmente en forma de yoduro libre.

Eliminación

La actividad libre (es decir, que no se fijó en el hígado ni en los pulmones) se elimina principalmente por vía urinaria. Al cabo de ocho días puede haberse eliminado entre el 30 % y el 50 % de la actividad. Una cantidad muy pequeña se elimina por vía fecal (menos del 3 %) y el porcentaje del radiofármaco que se elimina por otras vías es muy bajo o inexistente.

Radiación externa

Debido a la alta fijación en el hígado y los pulmones, el nivel de radiación externa es el factor determinante principal para el alta hospitalaria.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria

La excreción urinaria es más lenta que la del 131I en forma farmacéutica de yoduro, por lo que las precauciones para utilizar el inodoro deben mantenerse durante la semana siguiente al tratamiento.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares

Con excepción de las medidas que deben adoptarse con respecto al sudor y la saliva, las recomendaciones son parecidas a las de los tratamientos con 131I.

» Tratamiento con 131I (metayodobencilguanidina)

El 131I (metayodobencilguanidina) se utiliza como tratamiento para los tumores neuroendocrinos, principalmente feocromocitomas, tumores carcinoides, paragangliomas, neuroblastomas y cáncer medular de tiroides, que son relativamente infrecuentes en los adultos. En el caso de los pacientes pediátricos, el neuroblastoma es el tumor sólido más frecuente en los lactantes.

Radionucleido y forma farmacéutica

131I (metayodobencilguanidina). Actividad de entre 4 y 11 GBq, aunque la dosis característica es de 5 GBq. Por lo general, antes del tratamiento se utilizan actividades más bajas (de alrededor de 600 MBq) para detectar la distribución del tejido enfermo y la capacidad de fijación de la metayodobencilguanidina.

Metodología
El radiofármaco se administra mediante inyección lenta de un volumen de alrededor de 50 ml durante una hora, aproximadamente. La absorción tiroidea de todo el yodo libre debe bloquearse mediante la administración de yoduro de potasio (solución de Lugol) durante los tres días previos al tratamiento y al menos un día después de la aplicación del radiofármaco.

Eliminación
Puede ocurrir que durante los primeros cinco días el radiofármaco se elimine por vía urinaria, aunque también puede haber otras vías de eliminación. Deben observarse las mismas disposiciones que en el caso del 131I que se utiliza como tratamiento para tiroidopatías. Sin embargo, en este caso el vómito no constituye un problema de seguridad radiológica.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
Deben observarse las mismas disposiciones que en el caso del 131I que se utiliza como tratamiento para tiroidopatías.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares
Deben observarse las mismas disposiciones que en el caso del 131I que se utiliza como tratamiento para tiroidopatías.

» Tratamiento con 32P para las enfermedades mieloproliferativas

Durante más de 30 años se ha reconocido que el 32P es un tratamiento eficaz para las enfermedades mieloproliferativas resistentes. Las enfermedades mieloproliferativas, como la policitemia vera y la trombocitemia esencial, son una familia de trastornos caracterizados por una mayor producción de glóbulos sanguíneos. Debido al desarrollo de nuevos agentes quimioterápicos, el 32P cada vez se utiliza menos como tratamiento para esas enfermedades. Por lo general, se utiliza únicamente en pacientes de más de 70 años.

Radionucleido y forma farmacéutica
32P (fosfato de sodio). Actividad característica de 70 a 180 MBq.

Metodología
Inyección por vía intravenosa.

Eliminación
El radiofármaco se elimina por vía urinaria durante las 48 horas posteriores a la administración.

Radiación externa
Dado que el 32P es un emisor beta puro, el nivel de radiación externa es bajo y se debe principalmente a la radiación de frenado.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
La eliminación por vía urinaria es el problema principal y merece una atención especial, ya que es difícil quitar el 32P y puede propagarse por vía cutánea.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares
Deben observarse las mismas prácticas para el uso del inodoro que en el caso de los tratamientos con 131I (yoduro). Dado que la radiación externa no es considerable, no es necesario adoptar precauciones complementarias.

Situaciones de emergencia
En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó.

» Aplicación de 188Re como cuidado paliativo para el dolor óseo

En el caso de los pacientes que presentan cáncer avanzado, resulta difícil paliar del dolor secundario a las metástasis óseas. El 188Re (hidroxietilidino difosfonato) es un radiofármaco novedoso y atractivo que se fija en las regiones en las que hay metástasis óseas y emite partículas beta que tienen la energía suficiente para producir un efecto terapéutico útil. El tratamiento proporciona alivio inmediato y considerable del dolor óseo en un gran número de pacientes, sin reacciones adversas considerables ni toxicidad hematopoyética. Gracias a ello, muchos pacientes dejar de tomar analgésicos después del tratamiento.

Radionucleido y forma farmacéutica
188Re (hidroxietilidino difosfonato). Actividad característica de entre 1,2 GBq y 4 GBq. Debido a su corto período de semidesintegración (16,9 horas), el 188Re se sintetiza por medio de un generador de 188W/188Re.

Metodología
Inyección por vía intravenosa.

Eliminación
El radiofármaco libre se elimina por vía urinaria durante las primeras horas posteriores a la administración. Debido a la alta energía de las emisiones beta, deben observarse precauciones para evitar la contaminación radiactiva.

Radiación externa
El 188Re es un emisor beta y gamma. El radiofármaco emite una cantidad relativamente baja de rayos gamma y el período de semidesintegración es corto.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
La eliminación por vía urinaria es el problema principal, especialmente en el caso de los pacientes que presentan incontinencia. Si el radiofármaco se administra como de tratamiento ambulatorio, se recomienda mantener al paciente en el hospital hasta que haya orinado al menos una vez después del procedimiento. Las emisiones gamma del 188Re no constituyen especial motivo de preocupación, especialmente porque el período de semidesintegración es relativamente corto.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares
Deben observarse las mismas prácticas para el uso del inodoro que en el caso de los tratamientos con 131I (yoduro). Dado que la radiación externa no es considerable, no es necesario adoptar precauciones complementarias. La ropa de cama y las prendas que se contaminen con orina durante los primeros días deben lavarse por separado, de preferencia dos veces, o enjuagarse una vez más.

Situaciones de emergencia
En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó.

» Aplicación de 153Sm como cuidado paliativo para el dolor óseo

Una gran variedad de tumores malignos producen metástasis óseas. Los pacientes que presentan metástasis óseas padecen varias dolencias. Por ejemplo, con frecuencia su calidad de vida disminuye considerablemente debido al dolor y los procesos patológicos que se asocian con los distintos fármacos que se utilizan para paliarlo. El 153Sm (etilendiaminotetrametilenfosfonato) es un fármaco novedoso que se acumula en el hueso mediante un mecanismo parecido al del 89Sr, es decir, la sustitución del calcio de la matriz ósea.

Radionucleido y forma farmacéutica
153Sm (etilendiaminotetrametilenfosfonato). Actividad característica de 1 GBq.

Metodología
Inyección por vía intravenosa.

Eliminación
El radiofármaco libre se elimina por vía urinaria durante las 48 horas posteriores a la administración.

Radiación externa
El 153Sm es un emisor beta y gamma. El radiofármaco emite una cantidad relativamente baja de rayos gamma y su período de semidesintegración es corto (46,3 horas).

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
La eliminación por vía urinaria es el problema principal, especialmente en el caso de los pacientes que presentan incontinencia. Si el radiofármaco se administra como tratamiento ambulatorio, se recomienda mantener al paciente en el hospital hasta que haya orinado al menos una vez después del procedimiento. Las emisiones gamma del 153Sm no constituyen especial motivo de preocupación, pero las mujeres embarazadas y los niños deben permanecer a una distancia que equivalga a por lo menos la longitud de un brazo durante dos días.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares
Deben observarse las mismas prácticas para el uso del inodoro que en el caso de los tratamientos con 131I (yoduro). Dado que la radiación externa no es considerable, no es necesario adoptar precauciones complementarias. La ropa de cama y las prendas que se contaminen con orina durante los primeros días deben lavarse por separado, de preferencia dos veces, o enjuagarse una vez más.

Situaciones de emergencia
En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó.

» Aplicación de 89Sr como cuidado paliativo para el dolor óseo

Una gran variedad de tumores malignos producen metástasis óseas. Los pacientes que presentan metástasis óseas padecen varias dolencias. Por ejemplo, con frecuencia su calidad de vida disminuye considerablemente debido al dolor y los procesos patológicos que se asocian con los distintos fármacos que se utilizan para paliarlo. El radiofármaco que en la actualidad se utiliza con mayor frecuencia es el 89Sr (cloruro). Debido a que es un excelente análogo del calcio, el estroncio lo sustituye en la matriz ósea.

Radionucleido y forma farmacéutica
89Sr (cloruro). Actividad característica de 150 MBq.

Metodología
Inyección por vía intravenosa.

Eliminación
El radiofármaco libre se elimina por vía urinaria durante las 48 horas posteriores a la administración.

Radiación externa
Dado que el 89Sr es un emisor beta puro, el nivel de radiación externa es bajo y se debe principalmente a la radiación de frenado.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
La eliminación por vía urinaria es el problema principal, especialmente en el caso de los pacientes que presentan incontinencia. Si el radiofármaco se administra como tratamiento ambulatorio, se recomienda mantener al paciente en el hospital hasta que haya orinado al menos una vez (de preferencia dos veces) después del procedimiento.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares
Deben observarse las mismas prácticas para el uso del inodoro que en el caso de los tratamientos con 131I (yoduro). Dado que la radiación externa no es considerable, no es necesario adoptar precauciones complementarias. La ropa de cama y las prendas que se contaminen con orina durante los primeros días deben lavarse por separado, de preferencia dos veces, o enjuagarse una vez más.

Situaciones de emergencia
En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó.

» Microesferas de 90Y

El tratamiento con radiación selectiva interna es una técnica que consiste en utilizar microesferas radiactivas de 90Y para embolizar la irrigación arterial del hígado como alternativa al tratamiento con 131I y lipiodol. Aunque el procedimiento es muy parecido al tratamiento con lipiodol, puede utilizarse para tratar tumores hepáticos primarios y secundarios. Por lo general, se utiliza en pacientes que presentan carcinomas colorrectales metastásicos, sin embargo, se ha empleado con buenos resultados como tratamiento de cánceres más infrecuentes, como los tumores neuroendocrinos metastásicos. Se piensa que los efectos terapéuticos del radiofármaco se deben no solo a la radiación beta, sino también al bloqueo de las arterias hepáticas.

Radionucleido y forma farmacéutica
90Y (resina o microesferas de vidrio). Actividad de hasta 3 GBq.

Metodología
Administrado por medio de inyección arterial selectiva.

Eliminación
Mínima o inexistente

Radiación externa
Dado que el 90Y es un emisor beta puro, el nivel de radiación externa es bajo y se debe principalmente a la radiación de frenado.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
Debido a que la radiación externa que emite el fármaco es baja y a que tiene un período de semidesintegración corto (2,7 días), no hay aspectos que deban tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares
Ninguna.

Situaciones de emergencia
En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó.

» Sinoviortesis radioisotópica con silicato de 90Y

Las enfermedades inflamatorias de las articulaciones son muy frecuentes. Muchas de esas enfermedades pueden tratarse con sinoviortesis para detener la evolución de la enfermedad y mejorar la función articular. La inyección intrarticular de 90Y (silicato) en la articulación de la rodilla, de 186Re (sulfuro coloidal) para las articulaciones de tamaño medio, y de 169Er (coloide de citrato) para las articulaciones pequeñas mejora los síntomas y la función articular en aproximadamente entre el 60 % y el 80 % de los pacientes que reciben el tratamiento.

Radionucleido y forma farmacéutica
90Y (silicato). Actividad característica de 185 MBq.

Metodología
Inyección intrarticular.

Eliminación
Prácticamente inexistente. La única vía por la que el fármaco podría eliminarse es si se fugara desde la articulación hacia la circulación.

Radiación externa
Dado que el 90Y es un emisor beta puro, el nivel de radiación externa es bajo y se debe principalmente a la radiación de frenado.

Aspectos que deben tenerse en cuenta tras el alta hospitalaria
Ninguno.

Recomendaciones para los pacientes y los familiares
Dado que la radiación externa no es considerable, no es necesario adoptar ninguna precaución.

Situaciones de emergencia
En caso de que el paciente presente una enfermedad o tenga un accidente que requiera atención hospitalaria, se debe informar al personal médico del tratamiento radioisotópico que se le aplicó, la fecha, el radionucleido y la actividad que se utilizó.

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