Día Mundial de la Alimentación 2022: las técnicas nucleares contribuyen a la seguridad alimentaria

En una técnica nuclear denominada “mejora por inducción de mutaciones” se utiliza la radiación gamma y los rayos X para crear nuevas variedades de cultivos con cualidades específicas; por ejemplo, mayor rendimiento, menor tiempo de cultivo o resistencia a enfermedades o factores ambientales adversos.

El año pasado, la fusariosis del banano, considerada la enfermedad más letal para esa fruta, se estaba propagando rápidamente por América Latina. Por consiguiente, el OIEA y la FAO pusieron en marcha un proyecto de cooperación técnica de emergencia con el fin de reforzar la capacidad de diversos países para prevenir y contener la enfermedad con medidas de vigilancia, detección precoz y gestión integrada.

En el marco de esa asistencia, en febrero se impartió capacitación a 12 científicos del Brasil, Colombia, Costa Rica, el Ecuador, el Perú y Venezuela. Los temas abarcaron la mejora por inducción de mutaciones, el cultivo de tejidos, el desarrollo de poblaciones mutantes y los protocolos de cribado para detectar la resistencia a la enfermedad (más información).

Mediante la irradiación, es posible eliminar o neutralizar microorganismos patógenos presentes en los alimentos sin afectar significativamente su sabor u olor y sin dejar residuos. El OIEA y la FAO apoyan avances tecnológicos punteros y mejoras en este ámbito.

En 2021, mediante un proyecto coordinado de investigación del OIEA se estudió la posibilidad de usar nuevos dispositivos para mejorar el proceso de irradiación de frutas antes de su exportación. Por lo general, ese proceso supone transportar los alimentos a un centro de irradiación; en cambio, los científicos de ese proyecto tienen la intención de irradiar las frutas directamente en la fábrica o el centro de empaquetado (más información).

Los estafadores venden todo tipo de alimentos adulterados: de trufas a vinos, pasando por botellas de miel y aceite de oliva. Afortunadamente, gracias a las técnicas isotópicas, es posible detectar este tipo de prácticas.

En 2012 un estudio reveló que el 15 % de las trufas vendidas como de origen francés, a un precio elevado, provenían de un gran país de Asia que producía otro tipo de trufas a tan solo unos 15 euros por kilogramo. Ante esta situación, un grupo de científicos en Eslovenia, con apoyo del OIEA y la FAO, se está dedicando a estudiar este alimento. Crearon una base de datos de referencia con la que se puede establecer con un 77 % de exactitud el origen real de las trufas de ocho países, entre ellos, España (más información).

Dado que los consumidores y comerciantes no pueden detectar muchas de las fuentes de contaminación de los alimentos, los laboratorios especializados son fundamentales para evitar la propagación de contaminantes y residuos agroquímicos. El Centro Conjunto FAO/OIEA presta asistencia a diversos países en esta labor. 

Por ejemplo, el OIEA ha prestado asistencia a Sri Lanka desde 2001 para que mejore sus capacidades de realización de pruebas de laboratorio. En particular, el Organismo ha capacitado al personal local en el uso de técnicas nucleares para la detección del aceite de coco contaminado. Por otro lado, en el Camerún, el OIEA y la FAO apoyaron a un grupo de científicos para que estudiaran, mediante diversas técnicas nucleares, la contaminación en la acuicultura.

Más información sobre las iniciativas del OIEA relativas a la alimentación y la agricultura.