La fusariosis del banano o enfermedad de Panamá, considerada la enfermedad más letal de las que afectan a los bananos en todo el mundo, es una plaga que se está propagando rápidamente por América Latina y que afecta al suministro mundial del banano enano, la variedad más popular para la exportación. Junto con expertos de América del Sur, el OIEA, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), está utilizando la ciencia nuclear para combatir, gestionar y prevenir la propagación de esta enfermedad, salvar los medios de subsistencia y velar por la seguridad alimentaria.
“Cuando la Comunidad Andina se dirigió a nosotros, éramos conscientes de la gravedad de la situación y de que deberíamos utilizar nuestros conocimientos especializados en la esfera nuclear para impedir que la enfermedad siguiera propagándose”, declara el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi.
El banano es un alimento básico en gran parte de la región, especialmente entre las capas más pobres de la población, y es también un importante cultivo comercial. Más del 84 % de la producción procede de pequeños agricultores y abastece a los mercados nacionales, mientras que el 16 % restante, que se cultiva en zonas tropicales, se destina a la exportación.
Según la FAO, el banano enano supone aproximadamente el 47 % de la producción mundial de bananos y representa prácticamente la totalidad de las exportaciones de esta fruta. Los científicos afirman que, si la enfermedad sigue propagándose, las pérdidas económicas y la destrucción de puestos de trabajo serán inevitables. Indonesia ya ha sufrido pérdidas por un valor estimado de 121 millones de dólares, y Colombia, el quinto exportador mundial de bananos, probablemente pierda unos 30 000 puestos de trabajo y unos 800 millones de dólares en concepto de ingresos anuales por exportaciones si no se controla rápidamente la enfermedad.
A finales de agosto de 2021, expertos y autoridades de la Comunidad Andina —Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú— se pusieron en contacto con el OIEA al descubrir que la variante más reciente de la enfermedad, la raza 4 tropical (R4T), estaba propagándose por la región. Notificada por primera vez en América Latina en 2019 en Colombia, a principios de 2021 se detectaron casos también en el Perú.
“Cuando descubrimos que más de 80 hectáreas en el Perú y 250 en Colombia se habían visto afectadas, Bolivia también empezó a temer que la enfermedad pudiera llegar pronto a sus plantaciones de banano. Como comunidad, se nos hizo evidente que nuestros países necesitan asistencia especializada por medio de técnicas nucleares y de biotecnologías conexas para superar la enfermedad y detener su propagación en la región latinoamericana”, señala Antonio Bustamante, Técnico de Investigaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias del Ecuador, país que es el principal exportador de bananos del mundo.
La R4T es un agente patógeno que se transmite por el suelo, lo que significa que puede sobrevivir durante décadas en ese medio y destruir plantas sanas que crecen en él, lo que provoca la pérdida de cultivos y dificulta el control de la enfermedad. Dado que este agente se ha detectado en 20 países durante la última década, el OIEA está prestando apoyo para evitar que la enfermedad siga propagándose.