La irradiación de alimentos es la exposición de los alimentos a haces o rayos con energía suficiente para romper enlaces químicos (algo que se conoce también como “radiación ionizante”). Al utilizar haces para una transferencia energética eficiente y sin un incremento notable de la temperatura, la irradiación puede aplicarse a alimentos preenvasados a fin de evitar la cría de insectos, matar organismos que produzcan descomposición y destruir microbios causantes de intoxicaciones alimentarias, al mismo tiempo que se ralentiza la maduración.
Según la dosis administrada, la irradiación de alimentos puede servir para garantizar que las frutas y los tubérculos comestibles no broten ni maduren prematuramente; que los parásitos perezcan y se descontaminen las especias; que se destruyan los organismos causantes de intoxicaciones alimentarias como la salmonela; que se eliminen los hongos que puedan estropear la carne roja o blanca y el marisco, y que en el transporte de alimentos se cumpla la reglamentación comercial internacional necesaria para evitar la propagación de plagas y enfermedades perjudiciales para las plantas y el medio ambiente.