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La ciencia nuclear ayuda a los agricultores de Bangladesh a hacerle frente al cambio climático

Artem Vlasov

Gracias a la nueva variedad, los agricultores bangladeshíes cosechan ahora casi siete toneladas de arroz por hectárea, un 75 % más que la producción media mundial por hectárea. (Fotografía: N. Jawerth/OIEA)

En los últimos 20 años, Bangladesh, con su delta fluvial de baja altitud y su extenso litoral, ha figurado entre los diez países más afectados por el cambio climático, según el Índice de Riesgo Climático Global. Dos tercios del país están por debajo del nivel del mar y son muy propensos a inundaciones, ciclones, tormentas, sequías y deslizamientos cada vez más intensos. A medida que los efectos del calentamiento global se acentúan, ponen de manifiesto la vulnerabilidad de los cultivos a los fenómenos meteorológicos extremos y suponen una amenaza creciente para la seguridad alimentaria y nutricional de los bangladeshíes, casi el 40 % de los cuales trabajan en la agricultura, según la Organización Internacional del Trabajo.

La ciencia y la tecnología nucleares ofrecen los medios para mejorar la productividad de la agricultura y aumentar al mismo tiempo su resiliencia frente al cambio climático. Mediante una técnica nuclear conocida como fitomejoramiento por inducción de mutaciones, los especialistas bangladeshíes han desarrollado variedades mejoradas de cultivos, como el arroz, el garbanzo, el frijol mung, la lenteja y la soja.

“Se prevé que los riesgos naturales derivados del aumento de las precipitaciones, la subida del nivel del mar y los ciclones tropicales aumenten a medida que cambie el clima, lo que afectará gravemente a la agricultura, el agua y la seguridad alimentaria”, afirma Mohammad Abul Kalam Azad, del Instituto de Agricultura Nuclear de Bangladesh (BINA). “Mediante el fitomejoramiento por inducción de mutaciones podemos producir variedades de cultivos más resistentes a la sequía, la salinidad, las temperaturas altas y bajas, las enfermedades y plagas de las plantas, y ofrecer una producción mayor con tiempos de cultivo más breves”.

Mediante el fitomejoramiento por inducción de mutaciones podemos producir variedades de cultivos más resistentes a la sequía, la salinidad, las temperaturas altas y bajas, las enfermedades y plagas de las plantas, y ofrecer una producción mayor con tiempos de cultivo más breves.
Mohammad Abul Kalam Azad, Instituto de Agricultura Nuclear de Bangladesh

El BINA ha producido con éxito un total de 85 tipos de cultivos diferentes, incluida una variedad mejorada de arroz llamada Binadhan-14, desarrollada en tiempo récord. Mientras que normalmente se tarda entre ocho y doce años en producir una nueva variedad, los expertos bangladeshíes completaron la tarea en apenas cuatro años. El Binadhan-14 se desarrolló mediante una técnica innovadora en la que los especialistas utilizaron un haz de iones en lugar de rayos gamma o rayos X, como se suele hacer.

Gracias a la nueva variedad, los agricultores cosechan ahora casi siete toneladas de arroz por hectárea, un 75 % más que la producción media mundial por hectárea. Mientras que el arroz tarda normalmente entre 100 y 160 días en crecer, según la variedad, el Binadhan-14 se sitúa en el extremo inferior de este espectro; se cosecha justo entre 105 y 115 días después de la siembra. Asimismo, la temperatura óptima para el cultivo del arroz oscila entre 25 y 35 grados centígrados, mientras que el Binadhan-14 tolera temperaturas de hasta 38 grados, explica el Sr. Azad.

Bangladesh es el cuarto productor y consumidor mundial de arroz y se espera que las nuevas variedades adaptadas al cambio climático ayuden a alimentar a los 165 millones de habitantes del país, casi un tercio de los cuales sufre inseguridad alimentaria moderada o grave, según un informe de 2022 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Gracias al fitomejoramiento por inducción de mutaciones, la producción de arroz en Bangladesh se ha triplicado en los últimos años.

Potenciar la agricultura en Asia

Las técnicas de base nuclear ofrecen una solución rápida, eficaz, respetuosa con el medio ambiente y rentable para ampliar la diversidad genética de los cultivos, afirma Totti Tjiptosumirat, Jefe del Centro de Aplicaciones Isotópicas y Radiológicas de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (BRIN) de Indonesia, uno de los centros colaboradores designados del OIEA que se encuentra en Yakarta.

Al exponer semillas u otros propágulos vegetales como yemas, chupones o esporas a la radiación, los científicos generan variaciones genéticas espontáneas novedosas y aleatorias que pueden dar lugar a una amplia gama de nuevas variedades vegetales con nuevos rasgos. Estas nuevas variantes pueden seleccionarse por sus características deseables. La aplicación de técnicas nucleares ayuda a acelerar considerablemente los procesos naturales de reproducción y se considera segura.

“La variación genética por inducción es lo que distingue a la mejora por mutación de otras formas de fitomejoramiento”, asegura Shoba Sivasankar, Jefa de la Sección de Fitomejoramiento y Fitogenética del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura. La Sra. Sivasankar explica que en el proceso de mejora por mutación se utilizan varias biotecnologías avanzadas para mejorar la precisión de la selección de rasgos que se quieren obtener y acelerar el proceso de desarrollo de variedades de cultivos.

“El intercambio de conocimientos anima a investigadores y reproductores a desarrollar nuevas variedades”, declara el Sr. Tjiptosumirat, quien añade que gracias a la designación de la BRIN como centro colaborador del OIEA se cuenta con la posibilidad de acoger amplios programas de capacitación para casi 20 países de toda Asia.

Según diversas estimaciones, la producción agrícola de secano disminuirá entre un 10 % y un 50 % en la región asiática de aquí a 2030 como consecuencia del cambio climático. En su calidad de centro colaborador del OIEA para el fitomejoramiento por inducción de mutaciones, la BRIN ayuda a sus países vecinos a mejorar la cantidad y calidad de los productos agrícolas frente al aumento de la temperatura mundial, prestándoles servicios de irradiación y acogiendo cursos de formación y becas.

Esta amplia alianza conecta a la BRIN con institutos de investigación, organismos gubernamentales, empresas agrícolas, agricultores y otras partes interesadas de la región, con el fin de reforzar la seguridad alimentaria y nutricional, aumentar los ingresos de los agricultores, promover prácticas agrícolas sostenibles y preservar los recursos naturales.

12/2022
Vol. 63-4

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