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La contribución del OIEA a la mejora de la seguridad nuclear en los últimos decenios

Gustavo Caruso

Tras el accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi el 11 de marzo de 2011, el OIEA se propuso examinar y fortalecer la seguridad nuclear a nivel mundial, valiéndose de las enseñanzas extraídas del accidente.

Plan de Acción del OIEA sobre Seguridad Nuclear

La labor comenzó en la Conferencia Ministerial del OIEA sobre Seguridad Nuclear, que tuvo lugar en junio de 2011 y en la que se elaboró el Plan de Acción del OIEA sobre Seguridad Nuclear. Refrendado por los Estados Miembros en septiembre de 2011, este instrumento define un programa de trabajo para fortalecer el marco mundial de seguridad nuclear en respuesta al accidente.

El OIEA debe seguir trabajando en la formulación de su estrategia de seguridad nuclear, y así lo haremos. Es fundamental que el OIEA mantenga y aproveche este impulso para fortalecer la seguridad nuclear a escala mundial.
Gustavo Caruso, Director, Oficina de Coordinación de la Seguridad Tecnológica y Física, Departamento de Seguridad Nuclear Tecnológica y Física

Desde que se aprobó el Plan de Acción, se han logrado importantes progresos en varias esferas esenciales, como las evaluaciones de las vulnerabilidades en materia de seguridad de las centrales nucleares; el fortalecimiento de los servicios de examen de la seguridad por homólogos que presta el OIEA; la revisión, según proceda, de las normas de seguridad del OIEA pertinentes; las mejoras en las capacidades de preparación y respuesta para casos de emergencia; la creación de capacidad en la esfera de la seguridad nuclear y radiológica, así como el fortalecimiento de la cultura de la seguridad; la introducción de mejoras en cuanto a la comunicación y el intercambio de información con las autoridades nacionales y entre ellas; la cooperación internacional y el refuerzo de los marcos jurídicos internacionales pertinentes.

Como parte de las actividades previstas en el Plan de Acción, los países con instalaciones en funcionamiento adoptaron medidas (que aún se están aplicando) para reforzar su seguridad nuclear, incluidas las que se tomaron en respuesta a los resultados de las evaluaciones de la vulnerabilidad de las centrales nucleares. Además, el Plan de Acción insistió en la importancia de adoptar un punto de vista crítico en relación con la seguridad, poniendo en tela de juicio las hipótesis actuales sobre seguridad y su validez. Al aplicar el Plan de Acción, todas las partes implicadas demostraron su compromiso con la mejora de la seguridad nuclear de las centrales y otras instalaciones nucleares en todo el mundo.

En el Plan de Acción también se pedía a la Secretaría del OIEA, los Estados Miembros y las organizaciones internacionales competentes que examinaran y fortalecieran el marco internacional de preparación y respuesta para casos de emergencia. Los países respondieron al accidente adoptando medidas inmediatas, que incluyeron llevar a cabo “pruebas de resistencia” para revaluar el diseño de las centrales nucleares teniendo en cuenta los peligros naturales extremos propios de los emplazamientos en los que se encontraban, instalar fuentes de energía eléctrica y suministros de agua de reserva adicionales y reforzar la protección de las centrales contra sucesos externos extremos.

Aunque la mayor parte de la labor prevista en el Plan de Acción ha finalizado, quedan algunas actividades a más largo plazo que se completarán en los próximos años. Al mismo tiempo, se sigue concediendo una importancia especial a las enseñanzas extraídas del accidente.

Como parte del Plan de Acción, el OIEA celebró nueve reuniones de expertos internacionales en las que se analizaron aspectos técnicos clave del accidente de Fukushima Daiichi. También realizó más de 15 misiones de expertos internacionales al Japón y publicó los informes correspondientes con el objetivo de crear una base de conocimientos sólida para el futuro y seguir fortaleciendo la seguridad nuclear a nivel mundial.

El informe del OIEA sobre el accidente de Fukushima Daiichi

En 2015, el OIEA publicó El accidente de Fukushima Daiichi, un exhaustivo informe sobre el accidente que ofrece una evaluación autorizada, realista y equilibrada en la que se abordan las causas y consecuencias del accidente, así como las enseñanzas extraídas. La publicación del informe del Director General del OIEA y los cinco volúmenes técnicos que lo acompañan fue el resultado de una extensa labor de colaboración internacional en la que participaron más de 180 expertos de 42 países, con y sin programas de energía nucleoeléctrica, y varios órganos internacionales. La implicación de todos ellos garantizó un amplio abanico de experiencias y conocimientos. Un Grupo Técnico Asesor Internacional proporcionó asesoramiento sobre cuestiones técnicas y científicas.

El informe describe el accidente, así como sus causas, su evolución y sus consecuencias, a partir de los datos y la información obtenidos de un gran número de fuentes hasta marzo de 2015, incluye los resultados del trabajo realizado para aplicar el Plan de Acción del OIEA sobre Seguridad Nuclear y destaca las principales observaciones y lecciones aprendidas. Tanto el Gobierno del Japón como otras organizaciones del país aportaron grandes cantidades de datos.

En el informe se exhorta a adoptar un enfoque sistémico de la seguridad que aborde el sistema en su totalidad teniendo en cuenta las interacciones dinámicas entre tres tipos de factores, a saber, los humanos o individuales (como los conocimientos, las ideas, las decisiones y las acciones), los técnicos (como la tecnología, los instrumentos o el equipo) y los organizativos (como el sistema de gestión, la estructura orgánica, la gobernanza o los recursos). En el enfoque sistémico de la seguridad se trata este sistema complejo de interacciones de manera holística. En el informe también se subraya la importancia de examinar mejor de qué manera los puntos débiles y fuertes de todos estos factores se influyen mutuamente a fin de reducir o eliminar los riesgos de forma proactiva.

Los órganos internacionales pertinentes trabajaron conjuntamente en la redacción de unas explicaciones claras y comprensibles de los principios y los criterios de protección radiológica de modo que los responsables de la toma de decisiones y el público pudieran entender más fácilmente cómo aplicarlos. La conclusión del informe es que se necesita una mejor estrategia de comunicación para dar a conocer la justificación de esas medidas y acciones a todos los interesados, incluida la población.

También es importante señalar que, pese a la magnitud del accidente, en el que se produjo fusión del núcleo en tres unidades, no se observó en la salud de los trabajadores ni de los miembros de la población ningún efecto inducido por la radiación que pudiera atribuirse al accidente. Esto concuerda con las conclusiones que el Comité Científico de las Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas (UNSCEAR), un órgano independiente, comunicó a la Asamblea General de las Naciones Unidas en los años posteriores al accidente.

El accidente de Fukushima Daiichi puso de relieve la importancia vital de una cooperación internacional eficaz en materia de seguridad nuclear. Hoy, el OIEA es el foro principal de esa cooperación. En consecuencia, las recomendaciones del informe se han ido incorporando paulatinamente a los reglamentos nacionales, las normas internacionales de seguridad y las Guías de Seguridad del OIEA correspondientes.

El Organismo sigue analizando los aspectos técnicos pertinentes del accidente de Fukushima Daiichi y dando a conocer y difundiendo entre la comunidad nuclear en sentido más amplio las lecciones aprendidas. Seguirá prestando apoyo a sus Estados Miembros para aplicar estas enseñanzas extraídas y considerará la opción de llevar a cabo los exámenes de seguimiento pertinentes sobre la implementación de estas medidas. Que la elaboración del informe haya concluido no significa que nuestra labor haya terminado. El OIEA debe seguir trabajando en la formulación de su estrategia de seguridad nuclear, y así lo haremos. Es fundamental que el Organismo mantenga y aproveche este impulso para fortalecer la seguridad nuclear a escala mundial.

 

03/2021
Vol. 62-1

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