¿Qué deben saber los pacientes acerca de la radiación?

La radiactividad es parte del planeta Tierra desde su formación. Hay materiales radiactivos naturales en la corteza de la Tierra, en el piso y el techo de las casas, en las escuelas y las oficinas, así como en los alimentos que comemos y bebemos. Hay gases radiactivos en el aire que respiramos. En los músculos, los huesos y los tejidos de nuestro propio cuerpo también hay elementos radiactivos naturales.

El ser humano ha estado siempre expuesto a la radiación natural que emana de la Tierra y la que llega a ella. A la radiación que llega desde el espacio ultraterrestre se la llama radiación cósmica o rayos cósmicos.

Además, las personas también se exponen a la radiación de fuentes artificiales, como los rayos X, el tipo de radiación que se utiliza para diagnosticar enfermedades y tratar el cáncer. Otras fuentes de exposición humana a la radiación son la lluvia radiactiva consecutiva a las pruebas de explosivos nucleares y las pequeñas cantidades de materiales radiactivos que las centrales nucleoeléctricas y de carbón emiten al ambiente.

“Radiactividad” es el término que se utiliza para describir la desintegración de los átomos. Los tipos de átomos pueden caracterizarse por el número de protones que hay en el núcleo. Algunos elementos naturales son inestables: esto quiere decir que su núcleo se desintegra (o decae) y emite energía en forma de radiación. Este fenómeno físico se llama radiactividad y los átomos radiactivos reciben el nombre de núcleos. La desintegración radiactiva se expresa en unidades llamadas becquerelios. Un becquerelio equivale a una desintegración por segundo.

Los radionucleidos decaen a una velocidad característica que permanece constante independientemente de influencias externas tales como la temperatura o la presión. El tiempo que debe transcurrir para que decaigan la mitad de los átomos de un radionucleido se denomina período de semidesintegración. Todos los radioelementos tienen períodos de semidesintegración distintos que varían desde fracciones de segundo hasta miles de millones de años. Por ejemplo, el período de semidesintegración del yodo 131 es de ocho días, pero el del Uranio 238, un elemento presente en todo el mundo en cantidades variables, es de 4500 millones de años. El potasio 40, la principal fuente de radiactividad del cuerpo humano, tiene un período de semidesintegración de 1420 millones de años.

Utilizar radiación y técnicas nucleares en la medicina, la industria, la agricultura, la energía y otros ámbitos científicos y técnicos ha traído inmensos beneficios a la sociedad. En el campo de la medicina, los beneficios de la radiactividad con fines diagnósticos y de tratamiento son enormes por lo que respecta a las vidas humanas que se han logrado salvar. La radiación es un instrumento fundamental para el tratamiento de determinados tipos de cáncer. En los países industrializados, tres de cada cuatro pacientes hospitalizados se benefician de alguna técnica de medicina nuclear. 

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