La protección radiológica de los pacientes durante los procedimientos de cardiología intervencionista

» ¿Los pacientes que se someten a intervenciones suelen presentar lesiones cutáneas secundarias a radiación?

No.

Las lesiones cutáneas secundarias a radiación se producen con muy poca frecuencia, aproximadamente en una de cada 10 000 intervenciones. Dado que muchas lesiones no se notifican, esta cifra puede variar de manera considerable. Las lesiones cutáneas abarcan desde el eritema leve hasta las úlceras cutáneas profundas. Un gran número de médicos intervencionistas aún no reconocen que los pacientes han presentado o podrían presentar lesiones cutáneas. Esa negación ha dado como resultado que, en muchos casos, se proporcione a algunos pacientes atención incierta y mal orientada. Las lesiones aparecen semanas o meses después de haberse realizado el procedimiento intervencionista, lo que puede dificultar el diagnóstico. Muchas de las lesiones pueden evitarse si se adoptan medidas consolidadas de protección radiológica.

» ¿Qué dificultades pueden presentarse al diagnosticar ese tipo de lesiones?

La experiencia muestra que por lo general los pacientes acuden con un médico o un dermatólogo cuando se percatan de los síntomas. Los diagnósticos incorrectos se deben al tiempo que transcurre entre el procedimiento intervencionista y la aparición de los síntomas, aunado a que los médicos intervencionistas no suelen indicar a los pacientes que deben acudir a revisión en caso de que se presente cualquier tipo de irritación cutánea en las zonas sobre las que incidió el haz de rayos X (por lo general, la espalda de los pacientes). Entre los diagnósticos incorrectos que se han hecho se encuentran, por ejemplo, picaduras de insectos, quemaduras eléctricas, quemaduras químicas o dermatitis de contacto. Por lo general, en los casos de lesiones secundarias a radiación los tratamientos ordinarios con cremas no alivian a los pacientes.

» ¿Las lesiones por radiación pueden evitarse?

En la mayoría, si no en todos los casos, la respuesta es "sí", al menos por lo que se refiere a las lesiones graves. La experiencia obtenida de un centro en el que los cardiólogos tenían capacitación en protección radiológica y los equipos se supervisaban y se examinaban en el marco de un programa de control de la calidad apunta a que no se presentaron lesiones cutáneas en los pacientes que se sometieron a entre 5 y 7 angioplastias coronarias transluminales percutáneas y entre 5 y 14 angiografías complementarias.  

» ¿Cuán alta es la exposición a la radiación en los procedimientos de cardiología intervencionista en comparación con las radiografías de tórax?

La exposición a la radiación en la superficie de entrada para los pacientes que se someten a angiografías con fines diagnósticos o terapéuticos es algunos cientos o incluso miles de veces mayor que la que resulta tras una radiografía de tórax. Cabe destacar que estas comparaciones constituyen una simplificación excesiva, ya que las circunstancias de exposición no son parecidas.  

» ¿Qué elementos pueden influir sobre las dosis de radiación que reciben los pacientes durante los procedimientos de cardiología intervencionista?

Hay elementos que dependen de los pacientes, del equipo y de los procedimientos.

Entre los factores relacionados con los pacientes se encuentran: la masa corporal o el espesor de los tejidos bajo el haz, la complejidad de las lesiones y la estructura anatómica objeto de la intervención, la radiosensibilidad de algunos pacientes (sobre todo los que presentan ataxia-telangiectasia), el hecho de presentar conectivopatías o diabetes sacarina, etc.  

Los factores relacionados con el equipo incluyen: las configuraciones para fluoroscopia y cinerradiografía programadas por el fabricante, el adecuado control de la calidad, la función de cinerradiografía con reproducción de secuencias en bucle, la función de guardar en la memoria la última imagen obtenida, la posibilidad de elegir con antelación el número de imágenes por cada serie, y la colimación virtual.

Los principales factores que dependen del procedimiento son: el número de imágenes que se toman por cada serie, la colimación, las configuraciones para obtener imágenes mediante fluoroscopia y radiografía, la duración de las fluoroscopias, el filtro en cuña, la ampliación, la distancia que hay entre los pacientes y el receptor de imagen (el intensificador de imagen o el detector de tablero plano), la distancia que hay entre los pacientes y el tubo de rayos X, así como el ángulo de los tubos. Si desea obtener más información, sírvase consultar la bibliografía que figura más adelante.

» ¿De qué manera puede gestionarse la exposición de los pacientes a la radiación?

Si bien algunos aspectos, tales como el estado físico del paciente (por ejemplo, el peso) o la complejidad de la intervención, revisten interés y se pueden controlar, hay otros elementos que pueden ayudar a los médicos intervencionistas a gestionar la exposición de los pacientes a la radiación. La colimación es un factor que con frecuencia se descuida y puede ser el aspecto más útil para influir sobre la exposición. Limitar el número de imágenes que se toman por cada serie al mínimo indispensable y utilizar imágenes que tengan una calidad suficiente (es decir, que proporcionen la información diagnóstica necesaria) en lugar de la mejor calidad posible son medidas más eficientes que la posibilidad de optimizar la duración de las fluoroscopias. Otras posibilidades son: hacer series radiográficas con la duración mínima indispensable, pedir a los pacientes que inspiren al tomar las radiografías, evitar irradiar los brazos y las mamas, utilizar dispositivos para monitorizar la exposición, optar por proyecciones en las que se utilicen dosis de radiación más pequeñas (por ejemplo, acortar la distancia entre el paciente y el intensificador de imagen) o utilizar la menor ampliación de imagen posible sin menoscabo de lograr la finalidad clínica del estudio.

» ¿Qué reacciones adversas pueden presentarse como resultado de las medidas adoptadas para disminuir las dosis de radiación?

Para optimizar la protección radiológica es necesario que los pacientes se expongan a la dosis de radiación mínima indispensable para lograr las finalidades diagnósticas o terapéuticas (NBS) de los procedimientos intervencionistas. En ningún caso la reducción de las dosis de radiación debe poner en peligro la obtención de la información clínica y los resultados que se necesitan. Si esto se pasa por alto, la consecuencia será la disminución de la calidad y la cantidad de información que los estudios proporcionarán.

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