En los últimos 50 años han aumentado considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la producción de energía, principalmente la generada a partir de los combustibles fósiles. Hoy el sector de la energía produce más de dos terceras partes de los gases de efecto invernadero en el mundo. Por ende, las energías limpias, incluida la nuclear, pueden contribuir al logro de los objetivos mundiales relativos al cambio climático y a la prevención de problemas de salud relacionados con la contaminación del aire.
La contaminación atmosférica es una de las principales causas prevenibles de muertes y enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la polución del aire causó siete millones de muertes prematuras en 2016, el 88% de ellas en países de ingresos bajos y medianos. Según esa organización, más de 150 millones de personas en América Latina viven en ciudades en las que la cantidad de partículas contaminantes en el aire supera el máximo recomendado en sus Guías de calidad del aire.
La polución del aire y el cambio climático están estrechamente relacionados. Los gases que se emiten durante la extracción y la quema de combustibles fósiles afectan al medio ambiente y son nocivos para el ser humano.
Se trata, por tanto, de un doble problema. Por un lado, la polución del aire produce diversos problemas de salud. Cuando respiramos, absorbemos diminutas partículas tóxicas invisibles presentes en el aire contaminado. Una vez en los pulmones, estos contaminantes alcanzan el torrente sanguíneo y afectan a otras células del cuerpo. Según la OMS, dichos contaminantes son la causa de alrededor de un tercio de las muertes producidas por accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer de pulmón; y de una cuarta parte de los fallecimientos por infarto.
Por otro lado, la contaminación atmosférica afecta al medio ambiente. Los contaminantes climáticos de corta vida (CCCV), como el metano, el carbono negro, el ozono al nivel del suelo y los sulfatos en aerosol, son causantes del calentamiento global a corto plazo. Junto con el dióxido de carbono, los CCCV se encuentran entre los principales gases de efecto invernadero.