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Así ayuda la ciencia nuclear a combatir la fusariosis del banano

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INT5158 - Strengthening Member State Capacities to Combat Banana Fusarium Wilt (TR4) through Early Detection, New Resistant Varieties, and Integrated Management

En 2021, los expertos detectaron casos de fusariosis del banano en muchas plantaciones de esta fruta en toda América Latina. (Fotografía: M. Dita/Biodiversity International, Colombia)

La fusariosis del banano o enfermedad de Panamá, considerada la enfermedad más letal de las que afectan a los bananos en todo el mundo, es una plaga que se está propagando rápidamente por América Latina y que afecta al suministro mundial del banano enano, la variedad más popular para la exportación. Junto con expertos de América del Sur, el OIEA, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), está utilizando la ciencia nuclear para combatir, gestionar y prevenir la propagación de esta enfermedad, salvar los medios de subsistencia y velar por la seguridad alimentaria.

“Cuando la Comunidad Andina se dirigió a nosotros, éramos conscientes de la gravedad de la situación y de que deberíamos utilizar nuestros conocimientos especializados en la esfera nuclear para impedir que la enfermedad siguiera propagándose”, declara el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi.

El banano es un alimento básico en gran parte de la región, especialmente entre las capas más pobres de la población, y es también un importante cultivo comercial. Más del 84 % de la producción procede de pequeños agricultores y abastece a los mercados nacionales, mientras que el 16 % restante, que se cultiva en zonas tropicales, se destina a la exportación.

Según la FAO, el banano enano supone aproximadamente el 47 % de la producción mundial de bananos y representa prácticamente la totalidad de las exportaciones de esta fruta. Los científicos afirman que, si la enfermedad sigue propagándose, las pérdidas económicas y la destrucción de puestos de trabajo serán inevitables. Indonesia ya ha sufrido pérdidas por un valor estimado de 121 millones de dólares, y Colombia, el quinto exportador mundial de bananos, probablemente pierda unos 30 000 puestos de trabajo y unos 800 millones de dólares en concepto de ingresos anuales por exportaciones si no se controla rápidamente la enfermedad.

A finales de agosto de 2021, expertos y autoridades de la Comunidad Andina —Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú— se pusieron en contacto con el OIEA al descubrir que la variante más reciente de la enfermedad, la raza 4 tropical (R4T), estaba propagándose por la región. Notificada por primera vez en América Latina en 2019 en Colombia, a principios de 2021 se detectaron casos también en el Perú.

“Cuando descubrimos que más de 80 hectáreas en el Perú y 250 en Colombia se habían visto afectadas, Bolivia también empezó a temer que la enfermedad pudiera llegar pronto a sus plantaciones de banano. Como comunidad, se nos hizo evidente que nuestros países necesitan asistencia especializada por medio de técnicas nucleares y de biotecnologías conexas para superar la enfermedad y detener su propagación en la región latinoamericana”, señala Antonio Bustamante, Técnico de Investigaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias del Ecuador, país que es el principal exportador de bananos del mundo.

La R4T es un agente patógeno que se transmite por el suelo, lo que significa que puede sobrevivir durante décadas en ese medio y destruir plantas sanas que crecen en él, lo que provoca la pérdida de cultivos y dificulta el control de la enfermedad. Dado que este agente se ha detectado en 20 países durante la última década, el OIEA está prestando apoyo para evitar que la enfermedad siga propagándose.

Los Andes toman medidas para combatir la fusariosis del banano

El OIEA y la FAO han puesto en marcha un proyecto de cooperación técnica de emergencia a fin de fortalecer la capacidad internacional para prevenir y contener la enfermedad mediante la vigilancia, la detección precoz, la resistencia genética y la gestión integrada.

“Utilizamos la irradiación para modificar el material vegetal con miras a desarrollar variedades resistentes a la enfermedad, y recurrimos a la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o a la secuenciación del ADN para detectar la enfermedad y detener su propagación”, explica Najat Mokhtar, Directora General Adjunta del OIEA y Jefa del Departamento de Ciencias y Aplicaciones Nucleares.

Gracias a las innovadoras actividades de investigación y desarrollo que se han llevado a cabo en los últimos siete años en el OIEA por conducto del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura, hoy es posible prestar un apoyo técnico adaptado a las necesidades de cada situación para combatir la R4T en el banano. Estas actividades y el soporte técnico han permitido a los investigadores realizar importantes avances en el uso de la variación genética inducida por la radiación para desarrollar en el banano la resistencia a la R4T. Se espera que los estudios que se están llevando a cabo en el Centro Conjunto FAO/OIEA tanto en cultivos celulares como de tejidos aceleren aún más el ritmo de desarrollo de la resistencia genética en el banano, dado que constituyen un componente importante de la respuesta rápida a la gestión de la R4T.

En palabras de los expertos del Centro Conjunto FAO/OIEA, la mejor solución a largo plazo para hacer frente a la enfermedad de Panamá es la resistencia genética. Durante el primer curso de la enfermedad, a principios del siglo XX, la variedad de banano más comúnmente conocida hoy, el banano enano, sustituyó a la Gros Michel, popular a la sazón y propensa a una variante anterior del agente patógeno. El fitomejoramiento por inducción de mutaciones permite desarrollar nuevas variedades de banano enano, como ya se ha visto en China.

El control de la propagación de cualquier enfermedad o virus se basa en una detección precoz y rápida, las cuarentenas y la contención. Lo mismo sucede con la R4T. Por medio de la PCR, los científicos pueden confirmar la identidad del agente patógeno presente en los bananos y determinar si están afectados por la enfermedad. Si esta se detecta con antelación suficiente, puede procederse a la destrucción inmediata de las frutas, y podrán tomarse medidas de contención antes de que se infecten las plantaciones vecinas.

“Gracias a las actividades de investigación y desarrollo que lleva a cabo el OIEA a través del Centro Conjunto FAO/OIEA, el programa de CT está ahora en condiciones de prestar apoyo a los países afectados por la fusariosis del banano. La colaboración a escala global nos permite crear capacidades para evitar que la enfermedad se siga propagando y detener una pandemia mundial del banano que destruye una de las frutas favoritas de la población mundial”, señala Hua Liu, Director General Adjunto del OIEA y Jefe del Departamento de Cooperación Técnica.

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