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El informe del OIEA sobre el incidente radiológico ocurrido en México en 2013 subraya la función del plan nacional de emergencia radiológica

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En una nueva publicación del OIEA se explica y se analiza de forma detallada un suceso acaecido en Hueypoxtla (México) en 2013, en el que un vehículo que transportaba el cabezal de una unidad de teleterapia fue robado y el dispositivo, que contenía una fuente radiactiva de cobalto 60, fue extraído de su blindaje y finalmente desechado en unas tierras de cultivo despobladas. (Fotografía: CNSNS)

Todos los años se transportan de manera segura —por aire, mar, ferrocarril y carretera— más de 20 millones de envíos de material nuclear y radiactivo. Históricamente, las emergencias durante el transporte de material radiactivo se han saldado sin consecuencias radiológicas y, cuando las ha habido, han sido muy limitadas y se han resuelto con rapidez. Sin embargo, independientemente de cuán seguros sean los bultos para el transporte del material radiactivo, durante su traslado pueden ocurrir situaciones de emergencia.  

En The Radiological Incident in Hueypoxtla, una reciente publicación del OIEA sobre casos específicos de respuesta a accidentes, se explica y se analiza de forma detallada un suceso acaecido en Hueypoxtla (México) en diciembre de 2013 durante el transporte de una fuente radiactiva. Un vehículo que transportaba el cabezal de una unidad de teleterapia —utilizada para el tratamiento del cáncer— fue robado y el dispositivo, que contenía una fuente radiactiva de cobalto 60, fue extraído de su blindaje y finalmente desechado en unas tierras de cultivo despobladas. Tras una intensa operación de búsqueda y recuperación, la fuente se recuperó una semana más tarde. 

En la publicación se señalan, para las organizaciones y personas responsables de dar respuesta respuesta a emergencias de esa índole, las enseñanzas extraídas de este suceso a fin de ayudar a fortalecer la seguridad nuclear tecnológica y física.  

El incidente de Hueypoxtla pone de manifiesto que un suceso de seguridad física que no está directamente relacionado con la fuente radiactiva podría ocasionar una emergencia radiológica en un lugar imprevisto y que, por lo tanto, se deberían establecer disposiciones sólidas de preparación y respuesta para casos de emergencia.  

En el informe se llega a la conclusión de que ningún organismo por sí solo puede responsabilizarse de manera exclusiva de una respuesta de este tipo y que es necesario contar con un plan nacional de respuesta a emergencias radiológicas en el que se describa la función, las responsabilidades y los recursos de los organismos pertinentes y las organizaciones de respuesta.  

“Si bien cuando ocurrió este incidente no existía un plan de emergencia, algunos de los intervinientes en las operaciones de respuesta habían recibido capacitación y habían trabajado juntos en materia de disposiciones de seguridad física nuclear de grandes eventos públicos durante los Juegos Panamericanos celebrados en Guadalajara en 2011, gracias a lo cual conocían los organismos que podían ayudar a abordar este incidente y el personal adecuado que se debía contactar”, señaló Carlos Torres Vidal, Director del Centro de Respuesta a Incidentes y Emergencias del OIEA. 

En la publicación se llega a la conclusión de que no solo es necesario que los organismos de respuesta a emergencias estén debidamente capacitados, sino que también se debe capacitar a los organismos encargados de la seguridad y del cumplimiento de la ley sobre los aspectos básicos de la protección radiológica y la respuesta a emergencias radiológicas.  

La publicación está destinada a las autoridades competentes, los órganos reguladores, las organizaciones de respuesta inicial, los organismos encargados del cumplimiento de la ley y un amplio abanico de especialistas —entre los que figuran los profesionales médicos involucrados en la respuesta a emergencias, los planificadores de la respuesta a emergencias y los responsables de la protección radiológica y la seguridad física nuclear del material radiactivo, incluso durante las operaciones de transporte en las que intervienen remitentes, transportistas y destinatarios—, así como a las instalaciones en que se utiliza material radiactivo.  

En la publicación se describe la función del Organismo en la respuesta al incidente. En cuanto recibió la información inicial, el OIEA activó su Sistema de Respuesta a Incidentes y Emergencias (IES), lo que dio lugar a la publicación de la información en un Sistema Unificado de Intercambio de Información sobre Incidentes y Emergencias (USIE) al que pueden acceder todos los países miembros del OIEA.  

Al mismo tiempo, el OIEA envió a México un “ofrecimiento de buenos oficios”, en el que preguntaba si necesitaba algún tipo de ayuda para responder al incidente. La asistencia se coordinó a través de la Red de Respuesta y Asistencia del OIEA (RANET), en la que los países pueden registrar sus capacidades para ayudar a otros países a responder a incidentes o emergencias nucleares o radiológicos.  Hasta la fecha, 39 países se han inscrito en la RANET.  

La publicación forma parte de la colección del OIEA de Informes sobre Accidentes, iniciada en 1988, con la que se pretende fortalecer la seguridad nuclear tecnológica y física poniendo las enseñanzas extraídas de un accidente a disposición de un público mundial. “Los informes del OIEA sobre accidentes constituyen un valioso recurso para que los profesionales de la seguridad tecnológica nuclear y de la seguridad física nuclear de todo el mundo aprendan de la experiencia de otros países y reúnan buenas prácticas para sus propios países”, indicó Torres Vidal. “Alentamos a los países a que informen sobre incidentes para poner en común las enseñanzas extraídas y ayudar a fortalecer la preparación y respuesta para casos de emergencia en otros países, a fin de proteger a las personas y el medio ambiente.” 

Este año, el OIEA publicó una guía de seguridad específica sobre la preparación y respuesta para casos de emergencia nuclear o radiológica relacionados con el transporte de material radiactivo (SSG-65). En ella se formulan recomendaciones sobre la preparación y respuesta para casos de emergencia relacionados con el transporte de material radiactivo y se incluyen consideraciones para la respuesta a emergencias cuando se confirma que el suceso iniciador de la emergencia es un suceso de seguridad física nuclear, como el robo de una fuente.   

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