Restauración ambiental en la industria

Las tecnologías de la radiación tienen una fructífera trayectoria en lo que respecta a la innovación de nuevos productos y procesos ecológicos. El OIEA contribuye a desarrollar, demostrar y utilizar las tecnologías pertinentes con que hacer frente a los nuevos desafíos ambientales.

La radiación de alta energía tiene la singular capacidad de provocar grandes efectos químicos y biológicos en los materiales a temperatura ambiente y, en muchos casos, sin necesidad de aditivos químicos. Produce radicales reactivos que reaccionan con los contaminantes presentes en los sólidos, líquidos o gases, haciéndolos menos peligrosos y que se presten más a tratarlos con tecnologías convencionales. La utilización comercial de este recurso puede reportar notables beneficios tanto al medio ambiente como a la sociedad.

Contaminación ambiental: un desafío para el desarrollo sostenible

La difusión cada vez mayor de la industrialización y la urbanización da lugar, inevitablemente, a una serie de desafíos ambientales en muchas partes del mundo. Cada vez se emiten más contaminantes gaseosos a la atmósfera, se producen enormes cantidades de lodos de aguas residuales en las ciudades y los recursos hídricos resultan polucionados por los denominados contaminantes orgánicos emergentes, como son los productos farmacéuticos, los insecticidas, los agentes tensioactivos (sustancias que reducen la tensión superficial de un líquido) o los perturbadores endocrinos (sustancias químicas que interfieren en el sistema endocrino humano).

Los contaminantes orgánicos persistentes (COP) suponen un riesgo importante para la salud humana y el medio ambiente en todo el planeta. Son compuestos orgánicos resistentes a la degradación ambiental por procesos químicos, biológicos y fotolíticos. La comunidad internacional ha reclamado en diversas ocasiones que se actúe de manera urgente para reducirlos e incluso eliminarlos.

Si bien en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, aprobado en 2001, se prohíbe seguir produciendo y empleando sustancias químicas como los bifenilos policlorados (PCB), estas siguen planteando considerables riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Los PCB pueden pasar al medio ambiente en caso de fugas o escapes de transformadores eléctricos en los que están presenten esas sustancias químicas, de escapes en emplazamientos contaminados o como resultado de la incineración de desechos en instalaciones municipales o industriales.

El OIEA respalda el desarrollo, la demostración y la utilización de tecnología de la radiación para tratar los contaminantes industriales. Con su ayuda, se aplican las tecnologías de la radiación en el tratamiento de los óxidos de nitrógeno (NOx) y los óxidos de azufre (SOx) presentes en los gases de escape (gases de combustión producidos en las centrales eléctricas), y los efluentes de la industria de colorantes textiles. Mediante un proceso denominado “higienización”, se utilizan también para hacer que los lodos de aguas residuales sean aptos para aplicaciones agrícolas.

Los procesos que suelen emplearse consisten en utilizar instalaciones a escala industrial de haces de electrones en las que pueden tratarse las aguas residuales (además de realizarse procesos ordinarios de tratamiento biológico) o purificarse los gases de combustión procedentes de calderas de carbón. Varios Estados Miembros participan también en proyectos piloto para tratar los PCB del aceite para transformadores mediante un acelerador de haces de electrones.

Por conducto de su programa coordinado de investigación, el OIEA respalda estudios en que se investiga la degradación iniciada por irradiación de sustancias orgánicas, que puede utilizarse para transformar diversos contaminantes en sustancias menos dañinas o para reducirlos a niveles inferiores a las concentraciones permisibles. Las investigaciones llevadas a cabo en varios Estados Miembros han demostrado la utilidad y la eficacia de la tecnología de la radiación en el desarrollo de esos procesos.

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