Pérdida de biodiversidad costera y marina

La diversidad biológica de los medios costero y marino puede ser extraordinaria. Ahora bien, la actividad humana, la contaminación, el uso de la tierra y el desarrollo urbanístico costero pueden perturbarlos y limitar la tasa de crecimiento y reproducción de la flora y la fauna costera, lo que, a su vez, puede reducir la diversidad biológica en general.

El medio marino alberga algunos de los ecosistemas más diversos del planeta, superando incluso a las selvas tropicales. No obstante, están sometidos a muchos factores de perturbación que pueden afectar su sostenibilidad y diversidad biológica. El OIEA utiliza instrumentos nucleares e isotópicos para estudiar los ecosistemas marinos y ofrecer conocimientos especializados sobre la forma de contrarrestar la pérdida de diversidad biológica.

Diversos factores de perturbación

La actividad humana tiene grandes consecuencias en el medio marino. Los contaminantes emitidos por la industria, la agricultura y otras actividades similares penetran en los océanos a través de las aguas subterráneas, las aguas superficiales y las precipitaciones. El rápido desarrollo urbanístico y de infraestructura en las zonas costeras invade los hábitats naturales y altera el funcionamiento de los ecosistemas, por ejemplo, produciendo cambios en las corrientes y en la distribución de los nutrientes.

Se ha relacionado a las biotoxinas de la floración de algas nocivas con la alta tasa de mortalidad de mamíferos marinos y peces. Las actividades industriales emiten contaminantes que pueden limitar la capacidad de reproducción y crecimiento de la fauna y la flora. El cambio climático puede provocar el aumento de la temperatura del mar y la acidificación de los océanos. Además, a los casos de pesca en exceso se suman los de otras especies que, a pesar de estar en peligro, acaban accidentalmente en las redes de explotadores de pesca comercial, lo que se conoce como “capturas fortuitas”.

Asimismo, siguen sin conocerse todos los efectos del cambio climático y la acidificación de los océanos en determinadas especies y ecosistemas, y en sectores económicos como la pesca y el turismo, y en las comunidades que dependen de ellos. Los estudios sobre los arrecifes de coral muestran que estos pueden ser especialmente vulnerables a los cambios químicos y de temperatura.

Acidificación de los océanos y floración de algas nocivas

Los océanos absorben cerca de una cuarta parte del dióxido de carbono generado por la actividad humana y emitido a la atmósfera. Al aumentar los niveles de dióxido de carbono que penetran en los océanos se altera la acidez del agua de mar, fenómeno que se denomina acidificación de los océanos. Por debajo de un nivel de concentración de carbonatos determinado, las condiciones ambientales se vuelven corrosivas para el carbonato de calcio, que muchos organismos, como corales, moluscos y algunas especies de fitoplancton, emplean para fabricar conchas y esqueletos. Este fenómeno se ha convertido en los últimos quince años en una de las principales preocupaciones a nivel mundial.

Otra cuestión de interés son los casos de floraciones de algas nocivas, comprendidas las “mareas rojas”, que han ido en aumento en los últimos años y están teniendo graves consecuencias. Las toxinas relacionadas con las floraciones suponen un peligro para la salud humana y animal debido al consumo de alimentos de origen marino contaminados y a la inhalación de toxinas de aerosoles. Estas han sido las responsables de la muerte de cientos de tortugas marinas en El Salvador y de focas monje del Mediterráneo, cobrándose la vida de una tercera parte de la población mundial de esta especie amenazada.

Las investigaciones del OIEA contribuyen a contrarrestar la pérdida de diversidad biológica

Los laboratorios del Organismo para el medio ambiente realizan investigaciones sobre la vulnerabilidad de los organismos a los elementos traza y la acumulación de estos teniendo en cuenta las variaciones químicas de los océanos. Estudian, en condiciones ambientales artificiales, las respuestas biológicas de las especies marinas a los cambios en su hábitat y los efectos de los contaminantes en determinadas especies. Esto es especialmente útil para determinar la vulnerabilidad de recursos oceánicos de gran valor, como los hábitats de arrecifes coralinos y las especies importantes de alimentos de origen marino. Gracias a esas investigaciones, los Estados Miembros evalúan las posibles consecuencias biológicas y socioeconómicas de los cambios que se producen en los ecosistemas y sus efectos en la seguridad alimentaria sostenible.

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