Evaluar los efectos del cambio climático

El aumento de la temperatura a nivel mundial y el cambio climático tienen un enorme impacto en la agricultura, lo que afecta a los ecosistemas y a los beneficios que estos aportan a la sociedad. La producción agropecuaria, los suelos agrícolas, los recursos hídricos y la seguridad alimentaria se ven cada vez más afectados. Las técnicas nucleares e isotópicas son esenciales para evaluar los efectos del cambio climático.

Se prevé que los efectos del cambio climático empeoren, lo que traerá aparejado más fenómenos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones, olas de calor y una distribución impredecible de las precipitaciones. Todo ello amenaza la seguridad alimentaria y podría dificultar, o incluso imposibilitar, la producción agrícola. Esta situación podría seguir exacerbándose debido a la emisión acelerada de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde el suelo, lo que provoca el calentamiento global. Los ecosistemas ya de por sí frágiles se verían afectados, lo que ocasionaría una grave degradación de la tierra y amenazaría aún más la seguridad alimentaria.

Para evaluar el impacto de estos cambios climáticos, es importante obtener información esencial que permita elaborar modelos y predecir futuras tendencias del clima. Junto con la FAO, el OIEA tiene como objetivo optimizar y fortalecer las capacidades de los Estados Miembros en el uso de técnicas nucleares e isotópicas para comprender mejor y evaluar los efectos del cambio climático, apoyando así la producción intensiva de cultivos y la preservación de los recursos naturales.

Cómo contribuyen las técnicas nucleares e isotópicas

El cambio climático tendrá efectos graves en la ganadería y la producción de alimentos de origen animal. A fin de atajar ese problema es preciso seguir investigando con miras a elaborar las directrices y los instrumentos necesarios que contribuyan a optimizar y armonizar las prácticas agrícolas.

Una técnica para evaluar los efectos del cambio climático en la degradación del suelo y la redistribución de los sedimentos requiere el uso de radionucleidos procedentes de precipitaciones radiactivas. Otra técnica es el análisis de isótopos estables por compuesto, mediante el cual los investigadores pueden determinar fuentes de degradación de la tierra y formular medidas eficaces para la conservación del suelo.

La técnica del isótopo carbono 13 se utiliza para cuantificar los movimientos de la materia orgánica del suelo en diferentes escenarios de cambio climático. Con la técnica del nitrógeno 15 se pueden determinar fuentes de producción de óxido nitroso procedente de las tierras de cultivo, un paso importante para idear estrategias de mitigación adecuadas que ayuden a reducir al mínimo las emisiones de gases de efecto invernadero. Para determinar la proporción de agua que se pierde al aplicar prácticas de gestión agrícola debido a la evaporación del suelo y a la transpiración vegetal, se puede utilizar la firma isotópica del oxígeno 18 en el vapor de agua.

A fin de trazar los movimientos de los animales, y, de ese modo, evaluar con mayor eficacia el riesgo de transmisión de enfermedades, se miden las relaciones de isótopos estables. Por último, la combinación de hidrocarburo de cadena larga y carbono 13 de origen natural presentes en las plantas consumidas por los animales y en las heces de estos ayuda a estimar su ingesta en distintas condiciones de alimentación, lo que, a su vez, proporciona información para mejorar las estrategias de suplementación de alimentos.

Se utilizan otras técnicas nucleares e isotópicas para indicar si se han aplicado prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. Entre ellas cabe mencionar el uso de compuestos marcados con carbono 14 y tritio como trazadores radiactivos; la realización de radioinmunoensayos y ensayos de radiorreceptores (métodos de investigación utilizados en ámbitos como la medicina de laboratorio o la biología ambiental); el análisis por dilución isotópica para determinar la cantidad de sustancias químicas; y la cromatografía de líquidos o gases junto con la espectrometría de masas en tándem. Esos métodos se emplean para vigilar los insumos agroquímicos, especialmente los residuos de plaguicidas y de medicamentos para uso veterinario, en el medio ambiente.

Síganos

Hoja informativa