Los países de América Latina y el Caribe se enfrentan a una creciente demanda energética y han determinado que es prioritario realizar un análisis amplio de los escenarios de oferta y demanda de energía. En respuesta a ello, el OIEA puso en marcha en 2018 un proyecto regional de cooperación técnica (CT)[1] por medio del cual ha impartido capacitación a 210 expertos de 15 países en el uso de los instrumentos y las metodologías de planificación energética del Organismo. Una vez completada la capacitación, los expertos participantes de la región elaboraron tres estudios subregionales sobre demanda y otros dos sobre oferta energética utilizando el Modelo para el Análisis de la Demanda de Energía (MAED) y el Modelo de Opciones Estratégicas de Suministro de Energía y Repercusiones Ambientales Generales (MESSAGE) del Organismo.
La presentación final de los resultados del proyecto tuvo lugar en la Sede del OIEA en Viena del 25 al 29 de noviembre en presencia de 15 encargados de formular políticas, expertos y contrapartes del proyecto de la región, comprendidos representantes del Centro Caribeño para las Energías Renovables y la Eficiencia Energética (CCREEE) y de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
En 2018 la población total de América Latina y el Caribe rondó los 638 millones de personas y, según las previsiones del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, para 2030 la población de la región aumentará hasta alcanzar los 721 millones de personas aproximadamente. Se prevé que esto entrañe un aumento de la demanda de energía, lo que representará una gran dificultad para las autoridades nacionales en su intento por establecer las condiciones necesarias de un desarrollo socioeconómico sostenible. Pese a ser una dificultad, las disparidades regionales en la disponibilidad de recursos energéticos representan también una oportunidad sin igual en materia de planificación, colaboración y aumento de la eficiencia.
Al elaborar los escenarios de oferta y demanda de energía, los países participantes en el proyecto regional de CT tuvieron que examinar datos e hipótesis relativos a las fuentes de energía actuales y futuras, los precios del combustible, el crecimiento económico y demográfico, la estructura de los sistemas energéticos y el impacto ambiental. En los escenarios de desarrollo energético regional se presentaron opciones para mejorar el equilibrio entre la necesidad de optimizar el uso de los recursos energéticos, diversificar el suministro de energía, lograr un abastecimiento seguro de energía, reducir los efectos ambientales y, por último, garantizar costos energéticos asequibles en la región.