Después de un programa de erradicación de cuatro años de duración en el que se aplicaron técnicas nucleares, la región de Niayes (Senegal) ha eliminado casi por completo la mosca tsetsé, que solía diezmar el ganado.
“Hace un año que no veo ni una sola mosca tsetsé”, comenta el ganadero Oumar Sow. “Pasa lo contrario que antes, cuando se multiplicaban, sobre todo durante la estación fresca. Las moscas molestaban mucho a los animales y teníamos que elegir con cuidado el momento para ordeñarlos. Ahora ya no tenemos ese problema”.
La mosca tsetsé es un insecto hematófago que cada año mata a más de tres millones de reses de ganado en el África subsahariana, lo cual representa para la industria agropecuaria un costo anual de más de 4000 millones de dólares de los Estados Unidos. Estas moscas transmiten parásitos que causan en el ganado una enfermedad debilitante denominada nagana. En algunas zonas de África, la mosca también es responsable de más de 75 000 casos de la “enfermedad del sueño” en los seres humanos, que afecta al sistema nervioso central y provoca desorientación, alteraciones de la personalidad, balbuceos, convulsiones, problemas para caminar y hablar y, en última instancia, la muerte.
Erradicación de la reproducción
El Senegal ha integrado con éxito una técnica de control del nacimiento de los insectos que emplea la irradiación para esterilizar a las moscas macho y reduce la población de moscas con el tiempo (véase Control del nacimiento de las moscas). Esta técnica ha suprimido la población de moscas en un 98 % en dos de las tres zonas infestadas por tsetsé de Niayes, y se aplicará en la tercera el año que viene, afirma Baba Sall, director de proyectos del Ministerio de Ganadería y Producción Animal del Senegal. La erradicación de la mosca supondrá una mejora importante de la seguridad alimentaria y contribuirá al progreso socioeconómico, sostiene Sall, quien añade que las investigaciones realizadas en 227 explotaciones indican que los ingresos de la población rural de Niayes han aumentado en un 30 %.
La vida resulta ahora más cómoda no solo para los animales, sino también para los agricultores, afirma Loulou Mendy, un criador de ganado porcino de la zona. “Ahora hasta podemos dormir al aire libre”, explica. “Antes eso era impensable, por las picaduras de las tsetsé”.
El Senegal es uno de los 38 países africanos que padece la infestación de la mosca tsetsé, que afecta en total a una zona de unos 60 000 km2 , explica Sall. La fase operativa de la campaña contra la mosca tsetsé se inició en 2011 en la región de Niayes, cerca de la capital, Dakar. Niayes, que está situada en la costa atlántica occidental y constituida por los vestigios de las selvas guineanas, y cuya vegetación está dominada por la palmera oleaginosa africana, tiene un microclima costero y unas condiciones ecológicas favorables para Glossina palpalis gambienses, la mosca tsetsé.
La región fue elegida por el Gobierno senegalés porque es especialmente adecuada para la cría de ganado, que produce más leche y carne que el de otras zonas. Sin embargo, la elevada incidencia de la esterilidad y la pérdida de peso del ganado provocadas por la nagana ha mermado la producción lechera y cárnica y ha debilitado a muchos animales para el arado o el transporte de productos, lo cual, a su vez, menoscaba gravemente la producción agrícola, explica Marc Vreysen, Director del Laboratorio de Lucha contra Plagas de Insectos de la División Mixta FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura.
Ahora hasta podemos dormir al aire libre. Antes eso era impensable, por las picaduras de las tsetsé.