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¿Qué es el radón y en qué lugares estamos expuestos a este gas?

Ciencia nuclear en detalle
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El radón se introduce en los edificios por las grietas y los desagües de los cimientos o por los espacios en los suelos de madera. También puede evaporarse de los materiales de construcción o del agua de uso doméstico (infografía: A.Vargas/OIEA).

Estamos expuestos a la radiactividad constantemente en nuestra vida cotidiana. Entre las fuentes de radiación más conocidas se encuentran los hornos de microondas de nuestras cocinas y las radios que escuchamos en nuestros automóviles. Gran parte de esta radiación no supone ningún riesgo para la salud.

Por el contrario, el radón es una fuente de radiación natural que sí puede ser nociva. Se trata de un gas incoloro, inodoro e insípido que emana de los materiales del lecho recoso, se filtra a través del suelo y se propaga en el aire. 

Al aire libre, este gas no plantea ningún inconveniente. Sin embargo, según numerosos estudios, en espacios cerrados, como los hogares y los lugares de trabajo, este gas es peligroso y supone un riesgo para la salud, incluso en concentraciones moderadas. Las concentraciones elevadas de radón en espacios cerrados son particularmente nocivas, porque la exposición prolongada a este gas por vía aérea aumenta considerablemente las probabilidades de sufrir cáncer de pulmón.

Varios elementos químicos que decaen en radón, como el uranio, el torio y el radio, pueden estar presentes en el suelo, el agua y los materiales de construcción. Las normas de seguridad del OIEA fijan las concentraciones de radón en los hogares y los lugares de trabajo que deben respetarse para proteger la salud de las personas.

Efectos del radón en la salud

Cerca de la mitad de la radiación a la que estamos expuestos los seres humanos proviene del radón. Este gas es la segunda causa más importante de cáncer de pulmón tras el cigarrillo en la población en general, y la primera entre quienes no fuman. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el radón provoca entre el 3 % y el 14 % de todos los cánceres de pulmón. El riesgo de padecer este tipo de cáncer debido al contacto con ese gas a largo plazo depende de la concentración media a la que se haya estado expuesto en espacios cerrados y al grado de tabaquismo. En promedio, el riesgo es 25 veces mayor para los fumadores.

El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) incluye el radón en la lista de sustancias cancerígenas para el ser humano, al igual que el humo de cigarrillo, el asbesto y el benceno.

Mapa del potencial de radón en España (Captura de pantalla de la página del Consejo de Seguridad Nuclear).

En España, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) creó un mapa interactivo del país que indica las zonas geográficas en las que es más probable encontrar edificios con concentraciones elevadas de radón. En él se muestra, por ejemplo, los lugares en donde el 90 % de los edificios presenta una concentración de radón superior a 400 Bq/m3 (en anaranjado) y aquellos donde la concentración se sitúa entre 301 y 400 Bq/m3 (en magenta), niveles superiores al límite recomendado por la OMS (300 Bq/m3).

En América Central y del Sur, los datos son mucho más escasos y no permiten delimitar las zonas geográficas en las que es más probable que la población esté expuesta a concentraciones de radón que superan los límites recomendados, según un artículo publicado en 2020 que resume los resultados de varios estudios de la región.

Tipos de radón

En la naturaleza existen tres variedades (o “isótopos”) frecuentes del radón, dos de las cuales suponen un riesgo para la salud.

La más peligrosa es el radón 222 (producto del decaimiento del uranio 238 o del radio 226). Dado que tiene una vida media relativamente larga, esta variedad puede acumularse en interiores. Es bastante común debido a las elevadas concentraciones de uranio 238 en el suelo de algunos lugares del mundo y a las diferentes concentraciones de radio 226 en algunos materiales de construcción. En ocasiones, el radón 222, junto con el radón 220 (producto del decaimiento del torio 232), son la principal fuente de exposición del público a la radiación. Estos dos tipos de radón requieren las mismas medidas de protección.

Un tercer tipo, el radón 219, no se considera peligroso.

El radón en los hogares

Las concentraciones de radón en las viviendas varían de país a país, e incluso de edificio a edificio, debido a diferencias en el clima, las técnicas de construcción, el tipo de ventilación, los hábitos del hogar y, en particular, la geología.

Tras emanar de materiales presentes en el lecho rocoso, el radón atraviesa el suelo y llega al aire que entra a los edificios. Los granitos, las migmatitas, algunos tipos de arcilla y de till son particularmente ricos en uranio y radio, que decaen en radón. El radón que se evapora desde el suelo bajo los edificios es la principal causa de exposición en interiores.

El radón puede entrar a los edificios por las grietas del suelo, los agujeros en la construcción, las ventanas, los desagües o los espacios que rodean los cables o las tuberías.  Este problema es más habitual en regiones templadas o frías debido a las diferencias entre la presión de los edificios y la presión del subsuelo.

El radón no se disipa en espacios cerrados a la misma velocidad que al aire libre y tiende a acumularse dentro de las edificaciones, lo que lo convierte en una causa importante de exposición a la radiación para el público.

El radón en el agua

El radón puede diluirse y concentrarse en fuentes de agua subterránea, como las bombas o los pozos ubicados en zonas geográficas ricas en uranio. Ese radón puede evaporarse y terminar en el aire mientras se realizan actividades cotidianas, como tomar una ducha o lavar la ropa. 

Los estudios epidemiológicos no han corroborado que exista una relación entre el consumo de agua con radón y el cáncer, por lo que el riesgo de sufrir de cáncer proviene principalmente del radón que se encuentra en el aire. En general, el agua tiende a ser una fuente de exposición al radón menos importante que el radón que se encuentra en el suelo de los edificios.

El radón procedente de materiales de construcción

La mayoría de los materiales de construcción producen naturalmente una cantidad ínfima de radón. No obstante, algunos de ellos pueden ser una fuente importante de exposición a ese gas, en particular los que tienen en su composición una concentración alta de radio 226, que decae en radón, y una porosidad elevada que lo deja escapar, como el hormigón con alumbre bituminoso y los subproductos de yeso. El uso en los cimientos de las edificaciones de materiales de desecho procedentes de operaciones realizadas en minas de uranio también puede generar concentraciones importantes de radón en interiores.

¿Cómo reducir las concentraciones de radón en interiores?

Se pueden reducir con medidas correctivas, como el aislamiento y la manipulación de la presión del aire. También es posible reajustar los sistemas de ventilación para mejorar la calidad del aire.

Hoy en día, muchos de los códigos de construcción nacionales incluyen normas para prevenir la acumulación de radón en las viviendas nuevas. De hecho, construir desde un inicio siguiendo esas normas suele ser más económico que aplicar medidas correctivas posteriormente y es mucho más rentable que otras iniciativas de salud pública.

Mantener el espacio ventilado también ayuda a reducir la concentración de radón.

Puede obtener más información sobre los métodos para mitigar y prevenir las concentraciones peligrosas de radón en interiores en esta publicación (en inglés)

El radón en los lugares de trabajo

La exposición ocupacional al radón es frecuente en lugares de trabajo subterráneos, en espacios cerrados o, incluso, en algunos tipos de exteriores (infografía: A. Vargas/OIEA).

La mayoría de los lugares de trabajo en interiores presentan cierta concentración de radón por los mismos motivos que las viviendas. Este fenómeno se da en muchos tipos de lugares de trabajo: en oficinas, talleres, minas, túneles, entre otros.

En los lugares de trabajo subterráneos, las concentraciones de radón pueden ser elevadas debido a las condiciones geológicas o a la falta de ventilación, en particular en las minas, los túneles y los sótanos. No obstante, otros lugares de trabajo que no son subterráneos también pueden tener este problema, como las fábricas, los comercios, las escuelas, los museos y las oficinas, debido a la presencia del gas en el suelo, a una ventilación deficiente o al procesamiento de materias primas dentro de esas edificaciones.

Las concentraciones de radón pueden ser elevadas en el agua subterránea, en particular si esta está en contacto con granitos. Por ende, puede haber exposición a ese gas en los centros de tratamiento de agua y en los balnearios que utilizan agua de fuentes naturales.

Si las mediciones indican que las concentraciones de radón contravienen las normas relativas a los lugares de trabajo establecidas por el organismo nacional competente, los empleadores deben adoptar medidas correctivas o de prevención. En caso de que no sea posible o eficaz adoptar esas medidas, se deberá notificar a las autoridades nacionales y se aplicarán disposiciones especiales para ese lugar de trabajo.

Puede obtener más información sobre la protección de los trabajadores expuestos al radón en su lugar de trabajo (excepto las minas) en esta publicación (en inglés).

¿Qué papel desempeña el OIEA?

  • El OIEA publica normas de seguridad relativas a la protección del público contra la exposición al radón, en particular una guía de seguridad destinada a las autoridades nacionales con orientaciones sobre el establecimiento de controles reglamentarios de protección y sobre la preparación de un plan nacional de acción cuando sea necesario.
  • Además, el Organismo ha publicado recomendaciones técnicas sobre las medidas correctivas y de prevención, y sobre la exposición en el sector de la minería y el procesamiento de uranio.
  • El OIEA imparte cursos en línea sobre el radón a fin de concientizar sobre los riesgos y los métodos de mitigación del gas. Estos cursos están dirigidos a las autoridades nacionales, al personal sanitario, a los profesionales del sector de la construcción y a toda persona interesada en el tema.
  • El OIEA ofrece orientaciones sobre el diseño y la ejecución de estudios sobre el radón en interiores, así como el cálculo y la medición de las emisiones de radón durante la extracción y el tratamiento de minerales.
  • El OIEA diseña módulos de formación que abarcan los fundamentos de la puesta en marcha de programas nacionales sobre el radón.
  • El OIEA lleva a cabo proyectos de cooperación técnica que buscan mejorar los métodos para mitigar la exposición del público al radón.

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