“El compromiso mundial de acabar con la contaminación por plásticos es claro e innegable”, afirmó Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en diciembre de 2024 en Busan (República de Corea) durante la clausura de la quinta sesión de negociación de un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, incluso en el medio marino.
Mientras los representantes de más de 170 países y los observadores de cientos de organizaciones se preparan para la próxima sesión en Ginebra (Suiza), científicos y tecnólogos avanzan en las investigaciones para hacer frente a la crisis mundial de la contaminación por plásticos. Al ser las opciones más viables para gestionar los residuos plásticos, las labores de reciclaje y suprarreciclaje se están intensificando, y las tecnologías de la radiación se perfilan como una herramienta innovadora, limpia y eficiente para convertir el plástico usado y la biomasa en nuevos productos.
El flagelo de la contaminación por plásticos no es nada nuevo. Antes de la aparición de los plásticos sintéticos en 1907, cuando el químico belga Leo Baekeland inventó el primer plástico totalmente sintético, la baquelita, se utilizaban mucho polímeros naturales, como el caucho y la celulosa.
A mediados del siglo XX, la producción mundial de plásticos alcanzó los 2 millones de toneladas anuales. En la actualidad, con una producción anual que supera los 400 millones de toneladas, es casi imposible pasar un día sin encontrarse con algún tipo de plástico. Si todo sigue como hasta ahora, se prevé que la producción mundial de plástico primario prácticamente se triplique y alcance los 1100 millones de toneladas en 2050.