Pese al endurecimiento de los requisitos de calidad e inocuidad en los principales mercados importadores, la contribución del pescado y de los productos de la pesca a las exportaciones de Namibia sigue siendo considerable, gracias, en parte, a un robusto sistema de garantía de la inocuidad y calidad de los alimentos creado en colaboración con el OIEA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El sistema se vale de las ciencias nucleares en los análisis de calidad de la inocuidad de los alimentos y la salubridad del agua y ha permitido que el país realice progresos considerables para llegar a ser autosuficiente en la práctica de esas pruebas.
“El sector del pescado y la acuicultura de Namibia cuenta con unos mercados nacionales, regionales e internacionales sólidos. Para llegar a esos mercados, primero necesitábamos disponer de garantías que asegurasen que nuestros productos son inocuos y cumplen los distintos requisitos reglamentarios”, explica Paloma Ellitson, Directora General de la Institución de Normas de Namibia, que depende del Ministerio de Industrialización y Comercio del país. El pescado y los productos de la pesca constituyen un cuarto de las exportaciones totales del país.
Antes de comercializar el pescado y los productos de la pesca, los países deben certificar la inocuidad de los productos que destinan a la exportación, lo que incluye certificar la ausencia de metales pesados como el plomo, el mercurio y el cadmio. La presencia de estos contaminantes inorgánicos puede ser consecuencia de actividades industriales que pueden dañar la vida marina y hacer que los productos de la pesca y la acuicultura, como el marisco, no sean seguros para el consumo humano.
“Mediante nuestro trabajo colaborativo con el OIEA y la FAO nos hemos dotado de equipos más avanzados, personal capacitado y servicios más amplios, de modo que los productos de la pesca y la acuicultura pueden analizarse y certificarse a nivel nacional, con menor tiempo de carga y descarga, y pueden trasladarse más rápidamente para satisfacer la demanda preservando la inocuidad y la calidad de nuestros productos”, explica Ellitson.
Los 1500 km de litoral del país acogen el sistema de la corriente de Benguela, una de las zonas oceánicas más productivas del mundo. Las aguas ricas en nutrientes de este vasto ecosistema de gran diversidad biológica se conjugan con formas de vida que abastecen de pescado y productos de la pesca, como merluza, caballa, cangrejos y langostas, a mercados locales e internacionales. El sector también constituye una importante fuente de empleo a escala nacional.