Pese a las restricciones impuestas debido a la pandemia mundial, durante las últimas semanas, en Colombia, se trasladaron varias fuentes radiactivas selladas en desuso (DSRS) a una instalación de almacenamiento de mayor seguridad tecnológica y física con el apoyo del OIEA. Las fuentes se habían utilizado en el tratamiento del cáncer, pero han llegado al final de su vida útil. Su traslado representa un hito importante en el marco de un proyecto en curso que tiene por objeto aumentar la seguridad física de las fuentes en desuso en el país.
“Las fuentes selladas en desuso pueden seguir siendo radiactivas por mucho tiempo y plantean desafíos en materia de seguridad física y tecnológica”, afirma Raja Abdul Aziz Raja Adnan, Director de la División de Seguridad Física Nuclear del OIEA. “La gestión adecuada de estas fuentes ayuda a prevenir la exposición accidental a la radiación y el uso intencional con fines dolosos”.
Las fuentes radiactivas selladas se utilizan en todo el mundo con muchos fines beneficiosos en esferas como la atención médica, la industria, la investigación y la agricultura. Estas fuentes suelen gestionarse en condiciones de seguridad tecnológica y física durante su uso. Es igualmente importante gestionarlas cuando llegan al final de su vida útil y quedan en desuso. La gestión sostenible y en condiciones de seguridad tecnológica y física de las DSRS a largo plazo es fundamental para reducir los riesgos radiológicos para la población y el medio ambiente.
El proyecto se puso en marcha en 2014, como parte de las actividades de ejecución del plan de acción nacional de Colombia para proteger todo el material radiactivo en uso y almacenamiento, en el marco de su plan integrado de apoyo a la seguridad física nuclear (INSSP). Fue concebido con la finalidad de apoyar el desmantelamiento y la consolidación de las 20 DSRS de actividad alta procedentes de diversas instalaciones del país, así como su transporte a una instalación de almacenamiento física y tecnológicamente segura para su gestión ulterior.
Realizar operaciones complejas sobre el terreno, como el traslado de fuentes radiactivas al final de su ciclo de vida —cuando son especialmente vulnerables— a una instalación de almacenamiento física y tecnológicamente segura, exige conocimientos altamente especializados y plantea desafíos técnicos en situaciones normales. Esto se complica aún más por las restricciones sanitarias y de seguridad imperantes durante la actual pandemia de COVID-19. Para garantizar el cumplimiento de las restricciones nacionales relacionadas con la pandemia fue preciso ajustar los planes: por ejemplo, se introdujeron y acataron medidas de distanciamiento social, así como un protocolo de bioseguridad que regula la limpieza y la desinfección sanitarias.
“Las operaciones se finalizaron no solo con el máximo nivel de seguridad nuclear y radiológica, sino también con medidas de bioseguridad sin precedentes debido a la actual emergencia sanitaria nacional causada por la COVID-19”, señala Miguel Lotero Robledo, Viceministro de Energía de Colombia. “La dedicación de todas las partes interesadas nacionales, como nuestro Ministerio, la Policía Nacional de Colombia y el Servicio Geológico Colombiano, demuestra el compromiso innegable de nuestro país con la mejora de la seguridad nuclear tecnológica y física”.
El proyecto recibió el apoyo del Gobierno del Canadá por medio de su contribución al Fondo de Seguridad Física Nuclear del OIEA.
El OIEA está prestando apoyo a más de 20 países que lo han solicitado a fin de mejorar la seguridad física y tecnológica de los inventarios nacionales de DSRS mediante operaciones sobre el terreno a gran escala y la creación de capacidad complementaria en aras de una mayor sostenibilidad.
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