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Necesitamos una respuesta mundial a la amenaza de pandemia

Maria Helena Semedo

Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Se trata de una destacada experta en cuestiones relacionadas con el desarrollo mundial que desde hace más de 30 años se dedica al servicio público.

La pandemia de la COVID‑19 ha puesto patas arriba al mundo que conocíamos al convertirse en la primera enfermedad en más de un siglo que ha paralizado enteramente nuestra vida cotidiana y nuestras economías.

Algunos de los brotes de enfermedades más dañinos de los últimos decenios han sido de enfermedades zoonóticas, como la enfermedad por el virus del Ébola, el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS). Cada año, las zoonosis (enfermedades e infecciones transmitidas por animales, en su mayor parte en estado silvestre, a humanos y propagadas posteriormente entre humanos) enferman a unos 2500 millones de personas y causan casi 3 millones de muertes.

Las consecuencias de estas enfermedades en los países y regiones y, en algunos casos, en todo el planeta no solo afectan directamente a la salud de las personas, sino que también deterioran los medios de vida y dan lugar a recesiones económicas. Cuando la enfermedad del Ébola arrasó África occidental en 2014 y se llevó miles de vidas en esa parte del mundo, las restricciones y controles dirigidos a contener la enfermedad también intensificaron la inseguridad alimentaria. Las cadenas de suministro agrícola se vieron perturbadas, lo cual limitó la capacidad de los agricultores de cultivar o vender alimentos. La gente pasó hambre. Algunos murieron de inanición. Muchos perdieron sus medios de vida.

Anteriores crisis derivadas de enfermedades han conllevado experiencias semejantes. Ahora vemos que las ramificaciones directas e indirectas de la pandemia mundial de COVID‑19 ponen en peligro la seguridad alimentaria y los medios de vida de cientos de millones de personas. No podemos subestimar las repercusiones generalizadas de las enfermedades zoonóticas en nuestras comunidades, economías ni en la sociedad en su conjunto.

Las enfermedades zoonóticas van en aumento.

La deforestación, los efectos del cambio climático y la intensificación e industrialización de las actividades agrícolas, en combinación con el aumento de la urbanización y el crecimiento demográfico, contribuyen en conjunto a una mayor intrusión de los humanos y el ganado en los hábitats silvestres naturales. En muchas partes del mundo las personas siguen dependiendo en gran medida de los animales para el transporte, la tracción animal, la ropa y la alimentación, y la caza y el consumo de animales silvestres son también prácticas habituales. Esta estrecha relación entre animales y humanos supone que, si brota una enfermedad animal o zoonótica, puede propagarse con rapidez, lo cual pone en peligro las actividades de desarrollo y el potencial de un país.

Los trabajadores zoosanitarios en primera línea

Una de nuestras primeras líneas de defensa está formada por los profesionales y especialistas zoosanitarios. Su capacidad de dar seguimiento a los animales y mantenerlos sanos mediante prevención, vigilancia, detección y respuesta ante las enfermedades animales infecciosas ofrece una oportunidad de impedir que surjan enfermedades zoonóticas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lleva decenios facilitando capacitación y asistencia técnica a profesionales zoosanitarios de todo el mundo, en particular en países que se encuentran en situación de riesgo. El refuerzo de las capacidades de los países forma parte de los esfuerzos más amplios de la FAO por fortalecer el control de las enfermedades en los países, así como su preparación y respuesta, mediante diagnósticos de laboratorio, vigilancia de las enfermedades, investigación de brotes y comunicación al respecto, así como de los esfuerzos por prestar apoyo a la infraestructura nacional y normativa, en particular a la planificación y la adopción de decisiones con base empírica.

La conexión entre laboratorios mediante la Red de Laboratorios de Diagnóstico Veterinario (VETLAB) ayuda a canalizar los conocimientos especializados y a coordinar las medidas centradas en nuestra labor colectiva de control de las enfermedades. La Red VETLAB, establecida por la División Mixta FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura, está integrada por laboratorios veterinarios de distintos países, entre ellos los laboratorios conjuntos FAO/OIEA, y funciona como vía de colaboración al objeto de mejorar las capacidades de laboratorio nacionales, al igual que como mecanismo de respuesta a emergencias para detectar y controlar las enfermedades animales y zoonóticas dentro de las fronteras de un país y fuera de ellas.

Con los años, en reconocimiento de la importancia crítica del diagnóstico rápido y temprano de enfermedades, la División Mixta ha fomentado las capacidades nacionales, al igual que ha capacitado y equipado a cientos de profesionales, en cuanto al uso de una de las pruebas de laboratorio más rápidas y precisas para el diagnóstico de los patógenos animales y zoonóticos: la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y su variante, la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT‑PCR). Cuando se utilizan “en tiempo real”, estas técnicas pueden ofrecer resultados en apenas unas horas. Estos métodos de prueba diagnóstica no tienen únicamente por objeto su uso por profesionales zoosanitarios. También se utilizan desde hace decenios para diagnosticar diversas enfermedades en los humanos. Encontrará más información al respecto en este enlace.

La RT‑PCR en tiempo real es actualmente la prueba de laboratorio más utilizada en relación con la COVID‑19. La FAO y el OIEA han fortalecido las capacidades prestando a los países asesoramiento técnico y apoyo para hacer uso de esta técnica. En el marco de esta asociación también se han facilitado kits de diagnóstico de emergencia, en particular reactivos clave para las pruebas de laboratorio, equipo de protección individual, materiales para el muestreo, desinfectantes, material fungible y equipo de otro tipo.

Salud mundial, responsabilidad mundial

Las enfermedades no entienden de fronteras. Si un país carece de la capacidad de ocuparse adecuadamente de una enfermedad, todos corremos peligro. La FAO y sus Estados Miembros y asociados, entre ellos el OIEA, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), están adoptando medidas para colaborar con el objeto de proteger a las personas, los animales y el medio ambiente.

La información y la comunicación dentro de unas fronteras nacionales y fuera de ellas pueden ayudar al mundo a ir un paso por delante. La FAO colabora con oficiales y expertos nacionales, regionales e internacionales en el seguimiento y evaluación de las situaciones derivadas de enfermedades. Los Gobiernos y los profesionales que se dedican al control de las enfermedades reciben información actualizada sobre las amenazas planteadas por enfermedades a través de los canales de comunicación de la FAO, como el Boletín de alerta temprana e informes sobre la adopción de medidas. Estos canales emplean fuentes de gobiernos nacionales, regionales e internacionales, así como de organizaciones y otras fuentes especializadas, para presentar el máximo de información posible a fin de propiciar la adopción de medidas de respuesta rápidas y apropiadas.

Los programas informáticos y sistemas especialmente diseñados para reunir y analizar datos y elaborar modelos al respecto están ayudando a detectar tendencias y prever posibles amenazas planteadas por enfermedades, lo cual contribuye a la preparación de los países y permite su respuesta rápida. Por ejemplo, los datos aportados en tiempo real, a menudo por agricultores locales, expertos y gobiernos, por conducto de la aplicación móvil de la FAO de notificación de incidentes (EMA‑i) para teléfonos inteligentes constituyen una de las distintas fuentes de que se alimenta el Sistema mundial de información sobre enfermedades animales de la FAO (EMPRES‑i). EMPRES‑i, que se actualiza a diario con datos de más de 190 países, genera mapas de posibles amenazas y está vinculado con el Sistema mundial de alerta y respuesta temprana para las principales enfermedades animales, incluidas las zoonosis (GLEWS+), que comparte información con la OMS y la OIE.

Enfoque “Una salud”

La respuesta a la siguiente pandemia mundial exigirá que todos intervengamos en todos los sectores y disciplinas. La FAO, junto con sus asociados, como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), propone un enfoque denominado “Una salud”. El enfoque comporta la coordinación de las medidas mediante la vinculación de la salud humana, animal y ambiental en los planos local, nacional, regional y mundial. Ello es especialmente pertinente para hacer frente a las enfermedades zoonóticas y a la resistencia a los antimicrobianos, así como para mejorar la bioseguridad y la bioprotección, los sistemas nacionales de laboratorio y el desarrollo de la fuerza de trabajo.

Al congregar a especialistas en sanidad animal junto con expertos como médicos, bioestadísticos, biólogos, ecólogos, científicos y epidemiólogos sobre el terreno, conforma una línea de defensa completa que puede reforzar nuestra posición mundial frente al surgimiento de enfermedades zoonóticas.

Nuestra salud mundial cuenta con que todos nosotros compartamos información, colaboremos y adoptemos medidas concretas para salvaguardar la salud humana, animal y ambiental. Solo entonces podremos protegernos de las consecuencias de las enfermedades zoonóticas e impulsar nuestra labor orientada al logro de la seguridad alimentaria y sanitaria mundiales conforme a lo previsto en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 de las Naciones Unidas. Ello es esencial para nuestra vida cotidiana y para que prosigan nuestros esfuerzos mundiales por cumplir los objetivos expuestos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.

06/2020
Vol. 61-2

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