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Cuando el objetivo se mueve

La seguridad física nuclear durante el transporte

Inna Pletukhina

Expertos evalúan los componentes de seguridad física nuclear relacionados con el transporte.

(Fotografía: D. Calma/OIEA)

El momento en que resulta más difícil proteger los materiales nucleares y otros materiales radiactivos es cuando se transportan de un punto A a un punto B; más de la mitad de los incidentes de robo de material nuclear notificados al OIEA entre 1993 y 2019 se produjeron durante su transporte.

“Muchas partes intervienen en el transporte de esos materiales, lo que los convierte en un objetivo atractivo de robo o sabotaje”, explica David Ladsous, Jefe de la Dependencia de Seguridad Física del Transporte del OIEA. “Es fundamental que el transporte se realice en condiciones de seguridad física en todas las etapas para garantizar que la sociedad pueda seguir beneficiándose de estos materiales, manteniéndolos al mismo tiempo fuera del alcance de terroristas o delincuentes.”

Es fundamental que el transporte se realice en condiciones de seguridad física en todas las etapas para garantizar que la sociedad pueda seguir beneficiándose de estos materiales, manteniéndolos al mismo tiempo fuera del alcance de terroristas o delincuentes.
David Ladsous, Jefe, Unidad de Seguridad Física del Transporte, OIEA

Cada año se transportan unos 20 millones de envíos de materiales nucleares y otros materiales radiactivos dentro y fuera de las fronteras nacionales. Estos materiales se utilizan en la industria, la agricultura y la medicina, así como en la educación. Algunos de ellos también son fuentes radiactivas que ya no se utilizan, y se las conoce como fuentes en desuso.

La finalidad de la seguridad física nuclear durante el transporte es velar por que el material se mantenga en condiciones de seguridad en todo momento y que no se utilice con para fines delictivos o dolosos. Si bien el nivel de seguridad física varía en función de la sensibilidad del material, entre los elementos fundamentales para un transporte físicamente seguro se encuentran la protección física, medidas administrativas, capacitación y protección de la información relativa al itinerario y el calendario de transporte. En algunos casos también puede ser necesario que el personal de escolta vaya armado.

Entre los mayores desafíos relacionados con el transporte cabe mencionar la naturaleza cambiante de la situación y la necesidad de evaluar constantemente cualquier posible amenaza y ajustar los planes en consecuencia.

“En una instalación estacionaria es más fácil proteger una fuente radiactiva, o una fuente en desuso, mediante los sistemas y las medidas de seguridad física de la instalación y sus barreras de defensa. Al transportarla, con cada kilómetro que se avanza aumentan las variables, las personas involucradas y los cambios de contexto. Incluso un incidente tan pequeño como una colisión de tránsito podría bloquear el flujo del tráfico y paralizar el movimiento de personas y bienes”, explica el Sr. Ladsous.

A fin de prepararse para todos los escenarios posibles, los profesionales que intervienen en el proceso, como explotadores, reguladores, la policía, el ejército y los organismos de la salud y el medio ambiente, tienen que utilizar procedimientos operacionales y métodos de comunicación acordados. Estos esfuerzos coordinados se rigen por leyes y reglamentos que asignan las responsabilidades oportunas a las autoridades competentes, establecen procedimientos de comunicación y garantizan suficiente apoyo financiero. Esta coordinación, cuando se realiza a escala internacional, implica la participación de todas las autoridades aduaneras y de tránsito pertinentes, algo que con frecuencia se facilita con el apoyo del OIEA.

“Durante la conversión de nuestro reactor de investigación para que en lugar de combustible de uranio muy enriquecido utilizara combustible de uranio poco enriquecido, tuvimos que transportar del emplazamiento al aeropuerto el combustible gastado del reactor, altamente radiactivo, para devolverlo al fabricante original, y hubo que trasladar el nuevo combustible de uranio poco enriquecido desde aeropuerto hasta la instalación”, detalla Yusuf A. Ahmed, Director del Centro de Investigación y Capacitación sobre Energía de Nigeria, que participó en el proyecto de conversión. “Aunque el transporte solo lleva unas pocas horas, en ese tiempo pueden ocurrir muchas cosas, desde simples accidentes de tráfico hasta intervenciones dolosas y el sabotaje de las expediciones.”

El OIEA también ayuda a los países que así lo solicitan a elaborar reglamentos asociados con la seguridad física del transporte. En 2019 el OIEA prestó apoyo a más de 15 países en la elaboración de requisitos de seguridad física en el transporte.

“Como país que inicia un programa nucleoeléctrico, transportaremos una cantidad importante de material nuclear y fuentes radiactivas por nuestras carreteras”, dice Samy Soliman, Presidente de la Autoridad Reguladora Nuclear y Radiológica de Egipto. “A principios de 2020 tendremos un decreto, formulado con apoyo del OIEA, que regulará de forma estricta todo movimiento de este tipo de material.”

Si bien solo unos 30 países utilizan la energía nucleoeléctrica y tienen, por lo tanto, cantidades significativas de materiales nucleares para transportar, casi todos utilizan fuentes radiactivas. El OIEA presta asistencia a los países en relación con la seguridad física de las fuentes en desuso. Dichas fuentes han excedido su vida útil pero pueden seguir siendo radiactivas por mucho tiempo y con frecuencia es necesario transportarlas a instalaciones de almacenamiento temporal o a repositorios permanentes.

“Tanto si se trata de una fuente en desuso como de material radiactivo listo para utilizarse, estos materiales requieren sistemas y medidas de seguridad física nuclear bien coordinados para reducir al mínimo las vulnerabilidades del transporte y fortalecer la seguridad física nuclear en general”, dice el Sr. Ladsous.

Supervisión del envío físicamente seguro de combustible nuclear durante su transporte.

(Fotografía: G. Webb/OIEA)

02/2020
Vol. 61-1

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