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Entrevista: opinión pública sobre la energía nuclear y sobre su importancia para la transición a una energía limpia

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Zion Lights

La energía nuclear desempeña un papel importante en la transición hacia una energía limpia. No obstante, a lo largo de los años, su uso ha suscitado polémicas en diversos países y regiones, como España y América Latina. Dado que varios países en desarrollo están contemplando la posibilidad de adoptar este tipo de energía, resolver este debate de larga data es crucial para la transición a una energía sostenible y limpia.

Para profundizar en este tema, hablamos con Zion Lights, periodista y activista medioambiental que ha estado en ambos bandos de la cuestión de la energía nuclear. En su momento fue portavoz de Extinction Rebellion, un movimiento ambientalista mundial que critica la energía nuclear; hoy, es Directora para el Reino Unido de Environmental Progress, una organización de investigación y políticas sobre energía limpia y justicia energética para todos.

¿Usted no siempre estuvo a favor de la energía nuclear? ¿Por qué cambió de opinión?

Había escuchado muchos mitos sobre lo nocivos que eran los desechos nucleares y la radiación. De hecho, la mayoría de quienes pertenecen al movimiento ambiental en el que participé durante gran parte de mi vida cree ciegamente en esos mitos.

Hace unos seis o siete años, siendo miembro del Partido Verde y estando en contra de la energía nuclear, asistí a un debate sobre la energía, en el que intenté hacer una pregunta sobre la energía nuclear; pero la descartaron rápidamente. Sentí que algo andaba mal. Entonces, hablé con un amigo ingeniero, quien me envió un artículo sobre uno de los mitos en los que creía: el número de muertes debidas a la radiación en el accidente de Fukushima. Hasta entonces, creía que muchas personas habían fallecido por la radiación liberada en esa catástrofe, cuando en realidad no hubo muertes por ese motivo. Por consiguiente, empecé a investigar más a fondo y con el tiempo entendí que muchas de mis creencias sobre los desechos carecían de fundamento y que la energía nuclear en realidad es una opción mucho más segura que los combustibles fósiles, de los que muchos países dependen hoy en día.

¿Por qué piensa que la energía nuclear es importante?

Vivimos en un planeta en el que las temperaturas aumentan y un sinnúmero de especies están en vías de extinción. Dichos fenómenos empeoran la situación de quienes ya están en la pobreza y generan dificultades para las economías de todos los países. Para frenar estas tendencias, sacar a la población de la pobreza y mejorar la calidad del aire, necesitamos opciones de energía limpia. La energía nuclear es nuestra única opción realista para alcanzar la meta de reducir las emisiones de carbono.

Además de ocupar poco espacio, una sola central nuclear puede suministrar energía limpia durante 80 años. Cuando esta fuente de energía fiable no está disponible, los países a menudo terminan usando carbón o gas natural para contrarrestar el déficit de energía.  

La industria nuclear debe alzar la voz para ayudar al público a entender que el sector ha asumido sus errores y para aplacar los temores de la población en general. De esta manera, podremos aceptar la energía nuclear por lo increíble que es, en lugar de temerle.

Si la industria nuclear ha aceptado sus errores, ¿por qué, a su juicio, sigue siendo un desafío obtener la aprobación del público?

El mito de que la energía nuclear es mala es un relato que se transmite fácilmente al público. Muchos recuerdan los accidentes ocurridos en las centrales nucleares de Chernóbil en 1986 y Fukushima en 2011. Si bien se trataba de situaciones graves, las noticias alarmistas que se publicaron al respecto generaron desinformación sobre lo ocurrido y sobre la energía nuclear en general, y ello reforzó muchos prejuicios sobre la energía nuclear.

Además, la energía nuclear goza de una mala imagen desde hace mucho tiempo debido a la cultura popular. Por ejemplo, cuando hablo con personas que les temen a los residuos nucleares, por lo general en pocos minutos queda patente que imaginan que es un líquido verde y corrosivo que no es objeto de una gestión adecuada. Esa es la imagen que se ha venido difundiendo en las series de televisión, en los dibujos animados y en el cine. La idea que tienen de la radiación también está muy alejada de la realidad y, por último, muchos confunden la energía nuclear con las armas nucleares.

Para transformar la opinión pública sobre la energía nuclear, se necesitaría un cambio de paradigma en la manera en la que hablamos de ella y quién habla de ella, así como un discurso centrado en todos los aspectos positivos de la energía nuclear que reemplace la actual línea editorial de la industria que se limita a decir que “es segura”. Los combustibles fósiles no son seguros y, sin embargo, la industria los comercializa como opciones verdes. La energía nuclear debería lograr transmitir una imagen ecológica.

Entonces, ¿cómo se puede comenzar a transformar el imaginario colectivo sobre la energía nuclear?

Es importante atacar las causas profundas del temor de la población y sus inquietudes básicas. Para lograrlo, debemos escuchar las preocupaciones de la gente y fomentar el diálogo. Ello implica tener más debates y dar explicaciones concretas, responder a un sinfín de interrogantes, hablar con el público y hacerle preguntas. Debemos tener un intercambio de ideas donde se escuchen las dos posturas, en lugar de monopolizar la conversación desde el inicio o menospreciar las preocupaciones del interlocutor.

Asimismo, no todos entienden con claridad lo que es la radiación, la irradiación o la ciencia nuclear. Muchos no se dan cuenta de que la radiación es también un fenómeno natural que ocurre en la tierra y en el espacio, que nos rodea, que puede medirse y que se pueden tomar medidas al respecto de ser necesario. Frente a ciertos temores puede ser útil presentar los hechos de manera simple y concreta para contrarrestar directamente los mitos o las preocupaciones, en lugar de recurrir a cantidades ingentes de datos, cifras y artículos extensos que muchos en realidad no van a leer. No obstante, lo más importante es ser un comunicador amable, paciente y dispuesto a escuchar.

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