Según una nueva investigación presentada en un evento del OIEA, la transición hacia la energía limpia generará más puestos de trabajo de los que se pierden en la transición para abandonar los combustibles fósiles, y los empleos mejor remunerados seguirán estando en el campo de la energía nucleoeléctrica, que proporciona una cantidad considerable de puestos de trabajo sostenibles que benefician a las economías locales y regionales.
Más de 130 países están considerando fijarse el objetivo de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 o incluso comprometiéndose a cumplirlo, por lo que es fundamental prepararse para el impacto que esa transición energética tendrá en el mercado laboral. Representantes del sector de las energías limpias participaron hace poco de un seminario web del OIEA sobre cómo hacer que aumente el nivel de vida y se creen puestos de trabajo a medida que las inversiones en materia de energía se ajustan para cumplir los objetivos climáticos.
“Al abandonar los combustibles fósiles no se debe dejar a nadie atrás: ese es el concepto de una transición ‘justa’”, dijo Henri Paillere, Jefe de la Sección de Estudios Económicos y Planificación del OIEA, en el seminario web titulado Invertir en Tecnologías con Bajas Emisiones de Carbono: Creación de Empleo para unas Transiciones Energéticas Justas. “Es necesario invertir a gran escala en todas las tecnologías limpias, lo cual debe hacerse de forma que se creen puestos de trabajo, se fomente el crecimiento económico y se contribuya al desarrollo sostenible”.
De acuerdo con un documento de trabajo publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), las inversiones en fuentes de energía limpia, como la solar, la eólica y la nuclear, repercuten positivamente en el producto interno bruto (PIB) entre dos y siete veces más que las inversiones en fuentes fósiles como el gas, el carbón y el petróleo. Según un análisis presentado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) en el seminario web, en el caso hipotético de que el aumento de la temperatura mundial se limite a 1,5 grados Celsius, en consonancia con los objetivos climáticos mundiales, los puestos de trabajo en el sector de las energías renovables podrían aumentar de 12 millones a 38 millones para 2030.
Según Michael Renner, Oficial de Programas del Centro de Conocimientos, Políticas y Finanzas de la IRENA, en el mismo período la cantidad de otros puestos de trabajo relacionados con la transición energética podría pasar de 16 millones a 74 millones. En cambio, los puestos de trabajo en el sector de la energía convencional se reducirían de 39 millones a 27 millones.
Según el documento del FMI, las inversiones en el campo de la energía nucleoeléctrica producen un efecto multiplicador mayor en términos económicos que cualquier otra fuente de energía limpia. En dicho documento también se muestra que la energía nucleoeléctrica crea alrededor de un 25 % más de puestos de trabajo por unidad de electricidad que la energía eólica y que los trabajadores de la industria nuclear ganan un tercio más que los del sector de las energías renovables.
Philippe Costes, Asesor Superior de la Asociación Nuclear Mundial (WNA), presentó resultados similares, y afirmó en el seminario web que la energía nucleoeléctrica ofrece puestos de trabajo con salarios más altos, aproximadamente entre un 25 % y un 30 % más altos, que cualquier otra tecnología energética. Pero, algo importante, aunque la energía nucleoeléctrica proporciona puestos de trabajo a nivel local en torno a las centrales y a nivel regional durante la construcción, de forma similar a la energía eólica, solo la energía nucleoeléctrica proporciona un número considerable de puestos de trabajo sostenibles en las economías locales y regionales durante la operación de las centrales”.
El Sr. Costes mencionó que las investigaciones de la WNA han revelado que la energía nucleoeléctrica proporciona alrededor de un 25 % de puestos de trabajo más por unidad de electricidad en los Estados Unidos de América y Francia que la energía eólica, y que se trata de empleos bien remunerados, a largo plazo y predominantemente locales. Asimismo, añadió que los beneficios económicos a largo plazo de la energía nucleoeléctrica también se reflejan en el aumento del nivel de localización en los países en fase de incorporación, señalando el ejemplo de la República de Corea, que aumentó su uso de la energía nucleoeléctrica al tiempo que se convertía en la 11a potencia económica a nivel mundial, a mediados de la década de 1990. La energía nucleoeléctrica produce casi un tercio de la electricidad de ese país.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), alrededor del 60 % de los 30 millones de nuevos trabajadores que se necesitarán para 2030 en los campos de las energías limpias, la eficiencia energética y las tecnologías de bajas emisiones cubrirán puestos nuevos para los que deberán estar altamente calificados, lo que requerirá estudios superiores, como títulos universitarios o de formación profesional. Según Daniel Wetzel, Jefe de la Dependencia de Seguimiento de las Transiciones Sostenibles de la AIE, los Gobiernos y las instituciones académicas deben empezar a implantar políticas para crear esa cartera de trabajadores del futuro.