Si bien los reactores modulares pequeños (SMR) pueden tener un tamaño menor y emplear tecnologías innovadoras que incluyen muchas características de seguridad inherentes, el objetivo último en cuanto a su reglamentación sigue siendo el mismo: velar por la protección de las personas y el medio ambiente y reducir al mínimo el riesgo de accidentes y de emisiones radiactivas.
Los enfoques novedosos en materia de diseño y despliegue de SMR pueden plantear desafíos a los marcos de reglamentación vigentes. En comparación con los reactores ya existentes, los diseños de SMR suelen ser más sencillos y en su concepto de seguridad tienen más peso los sistemas pasivos y las características de seguridad inherentes del reactor, como una potencia y una presión de funcionamiento bajas. Esto incrementa los márgenes de seguridad y, en algunos casos, prácticamente elimina el riesgo de que el núcleo del reactor sufra daños graves y, por lo tanto, la posibilidad de que se produzcan emisiones de radiactividad a gran escala en caso de accidente. En consecuencia, la dependencia respecto de unas medidas de contención y respuesta a emergencias robustas se reduce.
“Por lo general, los SMR dependen menos de los sistemas de seguridad, las medidas operacionales y la intervención humana que los reactores actuales. Por ello, el enfoque habitual en materia de reglamentación, basado en unas disposiciones de seguridad que se complementan entre sí para compensar posibles fallos mecánicos o humanos, puede no resultar adecuado, y habría que estudiar nuevas ideas”, señala Greg Rzentkowski, Director de la División de Seguridad de las Instalaciones Nucleares, del OIEA. No obstante, los conceptos principales sobre los que se sustenta el enfoque de seguridad actual —como, por ejemplo, la defensa en profundidad, que garantiza la prevención y la mitigación de accidentes a varios niveles técnicos y de procedimiento— son pertinentes para los SMR si se aplican utilizando la información relativa a los riesgos y al funcionamiento de los reactores, añade el Sr. Rzentkowski.
A fin de demostrar que el diseño de una central nuclear de cualquier tipo es seguro, es necesario llevar a cabo un examen exhaustivo de la seguridad de todos los estados de la central (funcionamiento normal, incidencias operacionales previstas y condiciones de accidente), que permitirá determinar la capacidad del diseño para soportar sucesos internos y externos y definir los criterios de rendimiento para las características de seguridad, incluida la planificación para casos de emergencia.
“La prueba del concepto de los SMR requiere demostrar la eficacia de las funciones principales de seguridad —control del reactor, refrigeración del núcleo y confinamiento de la reactividad— basándose en la optimización de las estrategias de defensa en profundidad a fin de reducir al mínimo el riesgo de accidentes y, en caso de que se produjera uno, eliminar prácticamente sus consecuencias”, afirma el Sr. Rzentkowski. En vista de los nuevos conceptos relacionados con el diseño y la seguridad, debería prestarse una atención específica a validar la justificación de la seguridad, así como las interrelaciones entre unidades, las propiedades de los materiales y factores humanos. Además, por bajo que sea el riesgo de accidentes, es fundamental dotarse de disposiciones flexibles en relación con el confinamiento y la respuesta a emergencias, añade el Sr. Rzentkowski.