Soluciones de vanguardia para los desafíos actuales

Más aplicaciones y mayores efectos

Desde que se estableció el Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura en 1964, las aplicaciones de las técnicas nucleares en la agricultura han ido en enorme aumento, y el mundo entero se ha beneficiado de ello.

La producción de cultivos va a más gracias al uso, por un lado, de isótopos para optimizar la absorción de agua y nutrientes por parte de las plantas y, por otro, de radiaciones para producir variedades de cultivos con mayor rendimiento y resiliencia y de mejor calidad. Millones de hectáreas de cultivos se deben a la mejora por inducción de mutaciones, que reporta a los agricultores miles de millones de dólares al año, al tiempo que protege sus suelos y el medio ambiente.

Mediante la suelta de insectos esterilizados se están combatiendo plagas, cuyas poblaciones se pueden controlar y manejar gracias a este método, que ha funcionado con la mosca de la fruta, las polillas, la mosca tsetsé y la mosca del gusano barrenador del ganado. Desde América del Sur hasta Oriente Medio se han establecido zonas libres de mosca de la fruta o con baja prevalencia de plagas. Así se ahorran cientos de millones de dólares, pues se reducen las pérdidas de producción, y se obtienen alimentos de mejor calidad y más exportaciones, empleo e ingresos.

Los isótopos están sirviendo para proteger el medio ambiente, en la medida en que gracias a ellos se puede reducir al mínimo la degradación de la tierra y la contaminación del agua y mejorar la fertilidad del suelo. Estas técnicas se utilizan para determinar factores críticos, como la colocación óptima del fertilizante y el momento propicio para su uso. Este ahorro en fertilizantes se traduce en un beneficio económico de al menos 6000 millones de dólares al año.

La lista de ventajas no acaba ahí, y en ella figuran desde la mejora de la sanidad animal y el incremento de la productividad ganadera, gracias a vacunas irradiadas y técnicas moleculares con las que se detectan rápidamente los agentes patógenos, hasta la mejora de la inocuidad de los alimentos mediante técnicas de irradiación de alimentos con las que destruir bacterias, insectos y otros organismos. Todas estas innovaciones se traducen en ventajas socioeconómicas y ambientales para todos: seres humanos, animales, plantas y el ecosistema entero.

Acelerando el cambio

La alianza FAO/OIEA ha sido decisiva para incentivar la financiación de iniciativas y su puesta en marcha. Esta singular alianza de I+D —con soluciones científicas probadas— ha favorecido la transformación de los sistemas agroalimentarios. Sin embargo, para responder a unos desafíos actuales complejos y que se solapan, debemos agilizar la adopción de medidas colaborativas. Es por ello que, en octubre de 2023, la FAO y el OIEA pusieron en marcha la iniciativa Atoms4Food. Con el objetivo de ofrecer a los países soluciones innovadoras adaptadas a sus necesidades específicas, la iniciativa proporciona un mayor acceso a las capacidades y la evidencia científicas para fundamentar la elaboración de políticas, potenciar la I+D, ampliar la aplicación y la normalización, mejorar la capacidad técnica y de gestión, y reforzar el intercambio de conocimientos y la colaboración.

Entre los principios por los que se rige la alianza figuran el acceso equitativo a las innovaciones para los pequeños agricultores y otros grupos infrarrepresentados; la igualdad de género; el compromiso del país a participar activamente en esta cuestión; la armonización con el enfoque Una Salud, y el intercambio de información sobre los riesgos y las ventajas de las nuevas tecnologías. Las innovaciones solo se adoptan una vez confirmado su valor añadido y las aplicaciones nucleares han demostrado ser ventajosas, con una gran aplicabilidad a escala regional o mundial.

En el marco de la iniciativa se ha establecido una estrategia amplia, que abarca evaluaciones nacionales y un sólido plan de acción, para ayudar a los países a cobrar impulso hacia un futuro mejor, articulándose en torno a las “cuatro apuestas” de la FAO: mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás.

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